José Teo Andrés
Míster Puente a lo suyo
Presentó el arqueólogo José Manuel Hidalgo Cuñarro en la Feria del Libro su obra sobre la historia del Castro de Vigo y no hubo sorpresas: confirma plenamente que la mayor ciudad gallega tiene sus raíces en el monte/parque y que la Alameda es el mejor lugar posible para montar las casetas y sacar las librerías a la calle. Han vuelto a la casilla de salida y espero que se hayan convencido de que no deben moverse de allí. La Alameda lo tiene todo: un espacio amplio, cómodo, elegante, peatonal y además a la sombra. Y cuenta con el añadido de la tradición ferial, que también suma.
En ese espacio fue donde ayer Hidalgo Cuñarro explicó el contenido de su libro, que de forma precisa y con datos incontestables, sostiene que Vigo se lo debe todo al Castro, con mayúsculas, una colina que en el siglo I antes de Cristo era una de las mayores poblaciones del territorio que luego se llamó Galicia. Como mínimo, similar a la citania de Santa Tecla, pero con el añadido de que se alargó hasta el siglo II, cuando sus pobladores decidieron trasladarse cerca del mar, que había dejado de ser un peligro gracias al Imperio. Así nació Vigo. Y en torno a ese Vicus o como se llamara (otras teorías dicen que en realidad era Vico, por el cabo sur de las Cíes con el que está alineado el Castro) fue creciendo un núcleo portuario poblado de villas, la última de las cuales acaba de ser localizada al lado del Museo del Mar, muy cerca del castro de Alcabre, en lo que podría ser una especie de plaza de las tres culturas: la castreña, la romana y la actual. En la Edad Moderna, el Castro continuó siendo clave gracias a su fortaleza, la que aparece en el escudo, e incluso la capilla de Santa María, lamentablemente desaparecida, que fue un punto de peregrinaje. Mantiene Hidalgo que hay que hacer nuevas excavaciones en la cima porque es posible que aparezca el primer poblamiento y entonces habrá que reescribir la historia porque podría ser el más antiguo, miles de años antes de nuestra era. No solo la de esta ciudad, sino también la de toda Galicia. Todo eso en el Castro.
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