El capitán Sánchez
Lo del Frankenstein está resultando ser aún más terrorífico de lo previsto. Si no fuera porque hablamos de asuntos gravísimos de financiación y corrupción sistémica que alcanza la propia compra de votos con la amnistía y el pucherazo no ético de las primarias socialistas que a su vez pone bajo sospecha el voto electoral por correo con Leire Cloaca y toda la banda Torrente, diríamos que estamos ante un evidente gatillazo político de consecuencias históricas imprevisibles. El cuarteto del Peugeot ha resultado ser chapucero, pendenciero y de una negligencia fakedemocrática irresponsable y dañina para España. Los protagonistas de este comic de bajezas presuntas constituyen la definición verdadera del sanchismo, esa ciencia política sin escrúpulos que está resultando ser lo que parecía desde el comienzo: un fraude continuado concebido para alcanzar y permanecer en el poder a costa del saqueo económico e institucional con la cooperación necesaria del PSOE y unos socios golpistas y herederos de ETA cuyo principal objetivo es romper España y perpetuar la masacre del Estado.
Oyendo los audios del delito, leyendo los informes de la UCO y sospechando lo que queda por venir, ni mil ruedas de prensa del capitán Sánchez ni mil caracterizaciones de maquillaje, victimismo, ataques a la oposición y apariencia de normalidad amoral pueden librar al sanchismo de la sospecha nacional. Ser conscientes de las manos en las que hemos estado y estamos y del manejo tendencioso del relato, los medios, la mentira y los pactos con el prófugo y demás traidores del tinglado, sólo empeora la enfermedad del moribundo y no contribuye para nada a recuperar la confianza social y la salud democrática.
La sospecha nacional no se desvanece con la expulsión de Ábalos, la baja de Cerdán y varios conejitos sacados de la chistera como contribución al bulo relator con los que entretener al personal, insultar al PP o Vox y capear la presión mediática. Al sanchismo le han pillado con el carrito del helado derretido por su vergonzosa corrupción, según la UCO, pese a lo cual no salvaguarda lo que queda del PSOE, un partido necesario para preservar el sistema y proceder a la cura del bipartidismo con el que frenar la voracidad de las minorías chantajistas del sanchestein más fragmentado desde la Transición. Nadie se puede creer ya que el capitán Sánchez no estuviera al tanto de lo que se cocía en su Gobierno y su partido dado su afán de control caudillista. Todas las maniobras que estamos viendo y veremos están destinadas a ganar tiempo y establecer un argumentario justificativo con el que salvar al hambriento capitán Sánchez y neutralizar los daños. Se trata de evitar una cuestión de confianza o moción de censura, negar la evidencia, reducir las culpas a los tres grotescos tenores Cerdán, Ábalos y Koldo y lograr el blindaje de su persona bonita y su familia para controlar una convocatoria electoral desde la impunidad del aforado que reside en Moncloa. La sospecha nacional es algo que escapa al control sanchista y a unos socios que dan cobertura a la corrupción de un régimen de Mortadelo, Filemón, Pepe Gotera y Otilio.
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