La bella persona
Dice Manuel García Castejón, eminente jurista cuya experiencia y dedicación deben bastar para prestarle mucha atención a todo lo que dice y más especialmente a lo que sugiere, que Álvaro García Ortiz es una bella persona que o bien se ha equivocado o bien le han hecho equivocarse. Lo dice el prestigioso hombre de leyes en las páginas de un periódico justo el día en el que el Tribunal Supremo ha hecho públicos los fundamentos en los que se basa la sentencia impuesta al Fiscal jefe que le condenan a tres años de inhabilitación más el pago de costas y el de una indemnización a la persona perjudicada por sus actuaciones como remedio a los daños ocasionados por su comportamiento.
La semana se inició con aspectos por completo inéditos en la vida civil de este país nuestro porque ninguna máxima autoridad del Ministerio Público había sido condenada hasta la fecha, pero tampoco se había planteado la necesidad de arbitrar medidas especiales para que un preso pudiera expresar su voto en el Congreso de los Diputados. José Luis Ábalos es hasta ahora, el único diputado en el desempeño de su cargo que ha sido encarcelado y en esa condición le tocará votar en el próximo pleno por lo que la autoridad competente deberá determinar si expresa su voto por vía telemática o si se le concede un permiso especial para que acuda a la carrera de San Jerónimo a expresarlo por sí mismo. Cualquiera de las dos modalidades, representará una situación memorable.
El Fiscal General por su parte, poco tiene ya qué aportar, y deberá esperar serenamente y mano sobre mano a la posibilidad de que su causa llegue al Constitucional y el plenario de esta institución lo libere aunque semejante escenario propone no pocas dificultades. El texto de la sentencia contenido nada menos que en una resma de doscientos y pico folios es tan contundente como específica, y certifica con fría y demoledora efectividad los motivos por los que Ortiz ha sido condenado y la inconveniencia de llevar a cabo estos comportamientos probados y constitutivos de delito. García Castejón argumentaba ayer que Ortiz es una bella persona pero se ha equivocado o bien… le han obligado a equivocarse. Más bien parece lo último. A Sánchez le debe esta bella persona su ruina.
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