José Teo Andrés
Adiós a un raro 2025
Este 2025 ya es historia y no pasará a la lista de grandes años salvo por la no anécdota del apagón total, cuyo origen está aún por conocer y mucho me temo que nunca se sabrá del todo, que es lo peor que puede ocurrir. Un poco como ha pasado con el accidente en la fiesta final del Marisquiño en 2018, que el juez ha archivado sin encontrar culpables ni en el Puerto, que cedió el paseo, ni en el Concello, que dio el permiso para el montaje.
Liquidado 2025, ¿qué se puede esperar de 2026? Sin jugar a Nostradamus, que no acertó ninguna, algunas certidumbres. El Concello ya dispone de presupuesto aprobado y un par de cosas por hacer en Gran Vía entre las plazas de América y España y quizá en Balaídos, con la ampliación de la grada de Tribuna, aunque eso dependerá de muchas cosas, y la primera es que Vigo entre las ciudades del Mundial. La Xunta también cuenta con presupuesto y en Vigo va a echar el resto en construir viviendas de promoción pública, 1.500 antes de 2028, desarrollando los polígonos residenciales desde cero, incluyendo la urbanización completa y nuevas calles. Y por fin, el Gobierno ni tuvo ni tiene ni probablemente tendrá presupuesto porque está legislatura desastrosa nunca debió comenzar y si Doc PS se empeña en llevarla hasta 2027 será a costa de la estabilidad del país y de su partido. Así que, en lo que atañe a Vigo, todos los raca raca conocidos seguirán en el mismo lugar, y ni siquiera la Biblioteca del estado se pondrá en marcha, y eso que era el único plan viable. Aunque sin duda sería mejor usar la antigua conservera Alfageme. Del resto, salida sur, nueva autovía o rescate de la AP-9, cero. Del AVE por Cerdedo ni siquiera eso: ya ha entrado en el terreno de la fe. O en el de la ciencia ficción.
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