22 años después del “Prestige”

Tal día como el 13 de noviembre de 2002, el capitán del “Prestige” enviaba una señal de socorro al encontrarse con graves problemas en la navegación. Lo que vino después es bien conocido. El “Prestige” era un viejo petrolero que se encontraba en condiciones muy precarias para navegar, uno de los miles que pasaban ante el corredor marítimo gallego. Se estima que son unos 36.000 anuales, de ellos unos 12.000 con mercancías peligrosas, en su mayoría cargados con hidrocarburos.

Las consecuencias tras el hundimiento. Una, la más importante, que los buques-tanque tienen desde entonces la obligación de contar con doble casco que evite que una fuga provoque un desastre y una marea negra como la sufrida por las costas gallegas. La segunda, la construcción en A Coruña del puerto exterior, con el traslado todavía por concluir de la mayor parte de la actividad marítima desde el centro a Punta Langosteira. Ante el litoral atlántico siguen pasando miles de buques, como el petrolero que quedó averiado frente a Viana do Castelo con miles de litros de gasóleo a bordo. No pasó nada, pero es una advertencia: el peligro sigue ahí y es probable que antes o después haya un incidente. ¿Estamos preparados para afrontarlo?

El ”Prestige” fue un terremoto, pero de corto alcance, una catástrofe ambiental que se puedo solventar con numerosos errores en la gestión, pero finalmente con éxito y sin víctimas. La conclusión es que 22 años después todavía no está claro qué habría que hacer en una situación similar. A favor, que los buques tienen doble casco y soportarían mejor las olas y que en Coruña hay un puerto de refugio al que habría que llevar el barco. Si es que se trata de la mejor solución, que en la recreación realizada por el Ministerio de Transportes no quedó claro.