Juicio por el ciberacoso sexual a Brigitte Macron
VIOLENCIA SEXUAL DIGITAL
Las diez personas acusadas de difamar y poner en duda en las redes sociales el género y la sexualidad de Brigitte Macron, esposa del presidente de Francia, se enfrentan a penas de entre tres meses y un año de prisión, tal como ha solicitado el fiscal.
Los bulos que han motivado la demanda afirmaban que en realidad nació siendo hombre y, por tanto, que es una mujer transexual; además de otros infundios como que es el hermano o incluso el padre de Emmanuel Macron. Entre las personas imputadas por este tipo de agresión, considerada violencia sexual digital, hay perfiles de todo tipo, desde una médium a un empresario, un periodista y un publicista, conocido por sus teorías conspiranoicas, aunque se zafa tras el seudónimo Zoé Sagan. En total, ocho hombres y dos mujeres, de entre 41 y 60 años, que argumentaron haberlo hecho por “reírse” o “informar” y apelaron a la libertad de expresión para justificar sus actos, en un intento por demostrar su inocencia.
Brigitte Macron lleva siendo el objetivo de esta narrativa desinformativa en internet desde la victoria electoral de 2017 que llevó a la pareja al Elíseo. Llegaron a insinuar que practicó la pedofilia a raíz de la diferencia de edad con Emmanuel. Brigitte le lleva 24 años y se conocieron cuando él era todavía menor de edad y ella profesora en su instituto. Brigitte estaba entonces casada y era madre de tres hijos. Ingredientes en los que estos haters se han apoyado para hacer más creíbles sus maledicencias.
Brigitte Macron no ha acudido a ninguna de las dos jornadas del juicio al estar representada por sus abogados, pero el revuelo mediático ha sido intenso al estar permitida la entrada a la sala de hasta una treintena de medios de comunicación. En la segunda sesión de este martes, la que sí ha comparecido y con un testimonio clave ha sido su hija, Tiphaine Auzière. Con rotundidad defendía el honor de su madre afirmando que había “sufrido un deterioro de sus condiciones de vida” porque se ve obligada a medir sus posturas y su vestimenta, afirmaba, “sufre constantemente, su vida es un horror”.
Vendía una camiseta
El ciberacoso se contagia rápido y los Macron se han puesto firmes ante este tipo de delitos. La pareja tiene otro proceso abierto con anterioridad en Estados Unidos. Allí no dudaron en interponer otra denuncia a la influencer y podcaster afroamericana, simpatizante de Donald Trump, Candace Owens, por difundir falsedades también sobre la identidad sexual de la mujer del presidente francés; además de poner a la venta una camiseta en la que aparecía Brigitte sobreimpresionada en una imitación de la portada de la revista Time con el titular “Hombre del año”.
La denuncia contra Owens, presentada ante un tribunal de Delaware, documenta un total de 22 cargos y le acusa de pretender “promocionar su plataforma independiente, ganar notoriedad y ganar dinero”.
Cuando el chisme se convierte en maledicencia y en un delito
Los hechos juzgados que atañen a Brigitte Macron dan lugar a un tipo de ciberacoso de carácter sexual, que se denomina violencia de género digital. Detrás de esta práctica se encuentran prejuicios o estereotipos que partiendo del chisme y las habladurías pasan a convertirse en delitos con graves consecuencias para las víctimas. La presión pública y la humillación social se amplifican al difundirse con rapidez por internet, a través de perfiles falsos desde los que decir cualquier cosa con total impunidad o incluso desde el anonimato. El objetivo es ridiculizar, poner en duda el género y prácticas sexuales de la persona señalada, con frecuencia mujeres en cierta posición o con popularidad.
El caso de la primera dama de Francia se suma a una larga lista de mujeres que afirman haber sido víctimas de ciberacosadores sexuales, como la ex primera dama de EEUU Michelle Obama, a la que retiraron en un fotomontaje los pendientes, su pelo y las orejas para denigrarla. En este caso, el bulo partió del padre de Elon Musk que se refirió a ella afirmando que “hemos aprendido que Obama es un queer casado con un hombre que se viste como una mujer”. Otra víctima del odio en redes por razón de género fue la ex primera ministra de Nueva Zelanda Jacinda Ardern y también la boxeadora angelina Imane Khlif, que vivió lo que ella definió como “feroces campañas de acoso” contra las que presentó batalla legal por “acoso cibernético agravado”. Siempre hay un denominador común, se usan sus imágenes alteradas, montajes fotográficos que retocan sus facciones para masculinizarlas o se recurre a la inteligencia artificial para convertirlas en hombres. Auque Moliére afirmaba que “contra la maledicencia no hay escudo”, los Macron han decidido demostrar lo contrario.
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