Periodistas y lectores frente a la red de creadores y “followers”

Dejando a un lado la mensajería, la red con más influencia en la que navega, o naufraga, el gallego es Facebook

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Los pájaros no existen, una teoría de la conspiración que supuestamente nació como un experimento social
Los pájaros no existen, una teoría de la conspiración que supuestamente nació como un experimento social

Los pájaros no existen. El gobierno los ha sustituido por drones para controlarnos y fumigarnos”. Así reza en sus redes sociales un movimiento que dice promover el pensamiento crítico. Una denuncia conspiranoica ideada en EEUU por el joven Peter McIndoe y con presencia también en España. Su intención era, al parecer, lanzar un “experimento de desinformación satírico”. Pero el bulo, convertido en certeza, no tuvo contención y no pocos han llegado a pensar que las palomas se posan en los cables eléctricos para recargar sus baterías y proseguir con su misión.

La desinformación apela a las emociones, corre ligera por internet a través de ideas sencillas o atractivas. Los grandes hervideros de mentiras o medias verdades bullen en grupos cerrados o privados, ya sea en las redes o en aplicaciones de mensajería. Los interesados en manipular se aprovechan del poder de amplificación de la red y de la conducta del nuevo lector: hiperconectado, impaciente, que picotea mucho y profundiza poco.

Vendedores de crecepelo

En ese picapica de contenidos, los youtubers, influencers o tiktokers se han convertido en prescriptores de todo tipo de experiencias y productos. Desde soluciones farmacéuticas a medicamentos o viajes inexistentes como los ofertados en sietevuelos.com, una estafa recientemente denunciada por la Fiscalía. Se estima que el denominado marketing de influencia (SMI) moverá más de 370 millones de euros en 2027, por lo que las empresas recurren cada vez más a las redes para fomentar la confianza de los consumidores. Una encuesta reciente del Digital Marketing Institute reveló que el 60% de los consultados confía ya en estos creadores de (des)consejos que influyen ya en casi la mitad de las decisiones de compra. Una tendencia estudiada desde la Universidad de Portsmouth que concluyó impactos negativos como la desinformación, el respaldo a productos peligrosos, el fomento de una cultura de la comparación y estándares de belleza poco realistas, el consumo engañoso y los riesgos a la privacidad. Líneas rojas ante las que ha reaccionado la Xunta de Galicia que el pasado mes de marzo prohibía cualquier comunicación que “fomente el uso de medicamentos o cause un perjuicio”.

El periodista cartógrafo

Cuando se habla de falsedades el dedo señala a las redes sociales, pero la mensajería instantánea tiene una mayor penetración. La utiliza un 72,5% de los gallegos, muy por delante de los usuarios de las redes que suponen un 54,4%. Aunque más de la mitad de las personas que navegan por las redes, un 50,4%, reconocen que buscan información y, por tanto, enlaces que, fiables o no, acaban saltando de grupo en grupo en los chats. Dejando a un lado la mensajería (WhatsApp o Telegram, principalmente), la red social con más influencia, en la que navega -o naufraga- el usuario, es Facebook; aunque el último informe de consumo online de Avante Media, en base a datos del EGM en Galicia, refleja una pérdida de alcance de un -14,2% en favor de Instagram. Ésta es la favorita para un 32,6% y la que lidera el crecimiento es Tik Tok, con 40.000 nuevos tiktokeros gallegos.

72.5% de los gallegos utiliza la mensajería instantánea

Los periodistas, las noticias y los lectores mantienen el pulso a los creadores de contenidos y sus followers. Su función no es la misma. “Ante la sobreinformación, el periodista puede pensarse como “cartógrafo”, así lo proponen los investigadores Lydia de la Torre y Alfredo Dillón en un intento de guiar al lector hacia noticias verificadas y “recomunicar” los temas clave con el gran público.

En paralelo a esta reconexión existen comportamientos interesantes. Algunos nativos digitales de la Generación Z -nacidos entre finales de los 90 y principios de los 2000-, se suman a la tendencia Tumblrcore. Son jóvenes que huyen de una fatiga digtital y optan por mayor autenticidad. A veces, volver a “lo de siempre” aporta soluciones de futuro. En las crisis siempre hay oportunidades.

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