Hay vacuna para la gripe copera

La eliminación en Albacete es la única mancha en el segundo arranque más exigente de la historia céltica

El canterano Yoel Lago celebra su primer gol con el Celta.
El canterano Yoel Lago celebra su primer gol con el Celta. | Atlántico

Mientras no lo despertasen, el Celta soñaba al límite. Ajustando todas las piezas al máximo para poder competir casi sin parar. La eliminación copera del pasado miércoles en Albacete ejerció de despertador. Porque cuando se tienta al equilibrio, la ley de la gravedad reclama su peso. Un proceso gripal en el grupo agravó una situación lógica de lesiones. Y un tanto encajado en el descuento se convirtió en muro insalvable por falta de energía, no de ganas ni de empeño.

Porque el equipo vigués completará mañana en Oviedo el segundo arranque de temporada más exigente de toda su historia, con 26 encuentros disputados en tres competiciones: 17 de Liga, 6 de Liga Europa y 3 de Copa del Rey. Sólo en la campaña 2003/2004, la de la participación en Liga de Campeones, el equipo celeste tuvo que hacer frente a más partidos entre agosto y diciembre. Fueron, de aquella, 27 encuentros, con 17 en Primera, 8 en la máxima competición continental y 2 en la Copa del Rey. En número, también fueron más el curso 2000/2001, pero entonces por la disputa previa desde un mes antes de la Copa Intertoto, con 6 citas que elevaron la cuenta hasta los 29 encuentros.

En aquel curso 03/04, con Miguel Ángel Lotina al frente, el equipo vigués contaba con una plantilla más que acostumbrada a compaginar varios torneos a la vez. En el propio Celta, que completaba seis años consecutivos en Europa, o fuera de él. Y, aún así, hubo peaje que pagar en Liga, con únicamente 3 victorias en esas 17 jornadas. Un preludio de lo que luego se convertiría en un ejercicio atroz con final en descenso. El calendario no favoreció las tensiones internas entre plantilla y club y el cuerpo técnico acabó pagando el pato.

En la actualidad, Claudio Giráldez cuenta para afrontar una exigencia muy parecida con una plantilla en la que son mayoría los debutantes europeos. Y, de momento, el grupo está respondiendo en Liga -es octavo, alejado de problemas pese a las dificultades en el arranque, con la primera victoria haciéndose de rogar hasta la novena jornada- y en Liga Europa -con derrota en los dos últimos choques pero con todas las opciones abiertas para pasar de ronda a falta de otros tantos encuentros-. La eliminación copera es el primer revés sin posibilidad de enmienda y se produjo en la semana en que la gripe ha entrado en el vestuario celeste, reduciendo las posibilidades en cuanto a número de piezas y energía de las mismas. No es casualidad que la prórroga del Carlos Belmonte se convirtiese en un quiero y no puedo.

En la participación europea más reciente, en la campaña 2016/2017, el Celta tuvo que afrontar sólo 24 partidos hasta el parón navideño. Dos menos de los actuales, que no son muchos pero son un mundo cuando apuras al límite. En concreto, aquel equipo que llegó tan lejos en los torneos coperos, con sendas semifinales, y se mantuvo en Liga llegó a diciembre con 16 citas ligueras (6 victorias, 3 empates y 7 derrotas), 2 coperas y 6 europeas (2 victorias, 3 empates y 1 derrota). El actual Celta ha sumado un punto más en Liga, ha pasado el mismo número de rondas de Copa, quedando fuera en la tercera en la tanda de penaltis tras haber tenido que jugar también una prórroga en la anterior, y en Europa suma los mismos puntos.

Mañana, el Celta cerrará un último tramo de nueve partidos en 28 días. Ya no tendrá otro igual, tras la eliminación copera. Ahora, sólo tendrá dos frentes abiertos. No es una suerte, pero tampoco un drama. La histórica temporada sigue su curso.

El octavo mejor de todo 2025

Otro dato que corrobora el buen estado general de salud del Celta, pese al golpe de la eliminación copera, es que va a cerrar 2025 como el octavo mejor equipo de la Liga en puntuación anual, pase lo que pase mañana en Oviedo. De momento, suma ya 53 puntos en 36 encuentros (20 de la pasada campaña y 16 de la actual) y puede acabar con esos 53, 54 o 56, dependiendo de su resultado en el Tartiere. Es el fruto a 14 victorias, 11 empates y 11 derrotas.

Esos 53 puntos ya atesorados, sin posibilidad de subir ni de bajar puestos en la clasificación anual con la jornada aún por disputarse, suponen la mejor cosecha desde hace justo una década, cuando en 2015 el conjunto celeste se fue a los 62 puntos, aunque en aquel caso con dos partidos más jugados de los 37 de Liga con los que acabará el actual año natural.

Si se suman todas las competiciones, el equipo vigués disputará en los 12 últimos meses un total de 48 encuentros oficiales. El balance, a falta del mentado encuentro de Oviedo, es de 19 victorias, 13 empates y 15 derrotas. Por lo tanto, de llegar, el triunfo en tierras asturianas sería el vigésimo que podría celebrar el celtismo a lo largo de 2025.

En cuanto a producción goleadora, el Celta lleva en este último año 52 tantos en Liga, una cifra más que interesante. Además, con balance positivo -salvo debacle en el Tartiere-, pues ha encajado 48.

La plantilla de 28 es aún más larga e Iván Villar da un paso atrás

Pasar de tres a dos competiciones, aunque la que desaparezca sea la menos exigente en número de partidos, siempre limita la posibilidad de repartir minutos. Aunque el actual cuerpo técnico celeste apueste por esta vía como la habitual. Si hasta el pasado miércoles contar con una plantilla de 28 componentes ya era demasiado, ahora dicha certeza se refuerza. Y con el mercado de enero a un paso de abrirse. El club tendrá más argumentos para forzar alguna salida que le libere alguna ficha. Otra cosa es que halle respuesta asertiva.

La ausencia de la Copa siempre se deja sentir especialmente en una posición tan específica como la portería. Ionut Radu es el elegido como titular en Liga y en todos los duelos europeos menos uno. Iván Villar tendrá mucho más complicado volver a figurar salvo problema físico del rumano.

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