Atlántico
Gaza: ¿Olvidada?
No es ningún disparate comparar al morador que habita la Moncloa, con el dictador de Venezuela. El nuestro es más ladino para convencer a los suyos, capaz de urdir las mentiras precisas sin el menor escrúpulo ni reparo; el de allá es más abrupto y escabroso, capaz de infringir cualquier norma ética y moral para atemorizar a su pueblo y someterlo por la fuerza. Las Instituciones de Venezuela, controladas todas por Maduro, avala su farsa electoral. En España, las triquiñuelas diseñadas por Sánchez, tras perder las pasadas elecciones, son admitidas, algunas de ellas, pese a su ilegalidad, por las Instituciones españolas que también están monopolizadas por la carencia de reparos del okupante de la Moncloa.
Los venezolanos tienen una gran ventaja sobre los españoles: el pueblo reconoce los abusos de poder del presidente Maduro y está dispuesto a luchar por conseguir las libertades; los españoles estamos adormecidos y no apreciamos ese mismo abuso de poder de nuestro presidente que, con cautela y unas brillantes palabras, endulza todas las felonías que recibimos con bastante frecuencia. Es tanto el abuso que recibimos, tanta la infamia, que toda la maldad de hoy, quedará olvidada mañana con otra nueva. Está destrozando el maravilloso País que tenemos y, sin embargo, los aduladores sumisos, solo tienen ojos para apreciar nobleza y honradez en su comportamiento. Pedro Sánchez predica que él busca igualdad y unión entre los españoles y me gustaría conocer una sola acción que nos conduzca a ello. Está logrando la mayor diversidad y ruptura entre todos los españoles, troceando el País, acrecentando hasta cifras impensables la deuda pública, con la intención de que lo paguen los que vengan detrás, y acabando con la honra que siempre nos ha caracterizado, ayudado por un equipo de ministros que sigue sus nefastas instrucciones sin pestañear.
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