Despilfarro Imperdonable

Este tipo de productos también se vende en los mercadillos ambulantes y entiendo que su legalidad está probada y confirmada.

Sólo que se vendieran a un euro o un poco más en una tómbola de caridad, una subasta o un bingo solidario, sin sentido lucrativo, se recogería un importante dinero para causas sociales.

Yo hablo de una donación simbólica y no de un negocio que alargue el beneficio ilegal.

Material escolar. Ayuda a los fondos de Cáritas para algo tan básico como es comprar pasta, arroz o leche. Quizás yendo más allá, poder dar a los niños en condiciones precarias y a los que están en riesgo de exclusión social, algo también imprescindible como es el material lúdico para sus talleres o centros. Estamos asistiendo a unas acciones que acaban con el producto en vez de darle utilidad.

A sólo un euro o a dos el cálculo da para imaginar unos cuantos kilos de comida, de lápices de colores y de botiquines de emergencia. Quizás porque sin faltarme nada, soy más sensible a la carencia que a la opulencia, me sobrecoge el despilfarro igual que la contemplación de los restos de un incendio o la devastación provocada por un seísmo.

Lo mismo pasa cuando me llegan imágenes del vertido de comida, por agricultores atrapados en la especulación que prefieren destruir a donar. Si hay algo sin perdón en esta sociedad, es el tirar la comida y no articular una red de ayuda, aunque sea un parche uno más en esta maltrecha economía mundial causada por los que tanto decían que sabían, sobre todo cuando las imágenes más dramáticas nos sacuden, tan cómodos como estamos aun recortando gastos, sentados para comer. No importa que sea pan para hoy y hambre para mañana, lo importante es vivir para esas pobres gentes un dia mas, sea de la caridad o de la transformación que aplica la ley. Aquí no hay anillos de status que caigan, sólo hay argollas de desesperación que ahogan.