JAVIER DE LA FUENTE Jefe de Medicina Interna del Hospital Povisa

“Medicina interna respondió al sida, a la colza y ahora al covid, somos polivalentes”

El jefe de Medicina Interna de Povisa, Javier de la Fuente.
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 Javier de la Fuente Aguado es el jefe de Medicina Interna del Hospital Povisa, pero además preside la Sociedad Gallega de Medicina Interna y lleva toda una vida formando a médicos jóvenes y vinculado a la investigación, ahora la relacionada con el covid.

El hospital vigués tuvo en el momento más duro de la pandemia, el 29 de marzo en su caso, a 93 pacientes ingresados, 13 de ellos en la UCI. 

¿Llegan pacientes más jóvenes en la tercera ola de la pandemia? ¿Cambió el perfil?
La media de edad es un pelín inferior y el perfil es similar. Ahora el paciente ha sido visto por su médico de familia, ha tenido seguimiento en Telea (plataforma de teleasistencia) y por la hospitalización a domicilio, mientras que antes los casos entraban por la puerta. Con los programas de cribado y el despliegue que está haciendo el Sergas para detectar asintomáticos tenemos una visión de la enfermedad mucho más real que antes.

¿Todos los que fallecen tenían patologías previas?
Ni mucho menos. Lo que sí sabemos es que la mortalidad covid está asociada a varias cosas.La edad es el principal deteminante, en nuestro hospital la edad media de los fallecidos es de 89 años, muy mayores, y con frecuencia tienen hipertensión, diabetes, cardiopatías, neuropatías y obesidad. El factor que más complica a los que tienen menos de 50 años es la obesidad.

Además de la neumonía específica que provoca el covid, usted destacó que es una enfermedad muy debilitante. ¿Por qué?
Los pacientes acuden con un cuadro de fatiga, cansancio, a veces dolores musculares, aparte de lo ya conocido (tos, disnea, fiebre). Lo que hemos visto en pacientes que han tenido neumonías muy graves y que han estado mucho tiempo ingresados, algunos en la UCI, es que en la primera revisión la mayoría de ellos se quejaban de que se agotaban con ejercicios que antes toleraban perfectamente, sobre todo por las tardes. También comentan que siguen con pérdida de gusto y olfato, que la mayoría recuperan al cabo de tres meses. Además, entre un 8% y un 10% de los pacientes vemos que en esos tres primeros meses tienen trastornos de ansiedad, ideas recurrentes obsesivas, tendencia a un bajo estado vital, pero en la segunda revisión, al cabo de 9 meses, la mayoría recuperan completamente. Solo unos pocos siguen refiriendo cansancio, fatiga y trastornos de sueño y en algunos dificultad para concentrarse, pero no les interrumpe su vida diaria.

¿Esas secuelas indican que no es solo una infección respiratoria?
Una persona que ha estado con una insuficiencia respiratoria, encamada durante semanas y que se le ha inducido el coma para intubarlo no sé si esas secuelas se deben al virus o a la situación. No difiere de otros pacientes que han estado tanto tiempo en la UCI. Se ha detectado el virus en otros tejidos pero lo principal está vinculado al pulmón, la respuesta inflamatoria inmunológica que provoca y en algunos casos alteraciones en las células que recorren los vasos sanguíneos (endotelio), pero las secuelas por las que me pregunta tienen que ver con el encamamiento prolongado y la intubación.

¿Pudieron combinar la atención al covid con el resto de patologías?
Siempre se ha podido combinar en el área médica. Pusimos mucho énfasis en minimizar el impacto a los otros enfermos. Segmentamos el servicio, con un grupo de personas dedicadas al covid y el resto a hospitalización convencional, y seguimos las recomendaciones del Sergas para hacer teleconsulta y detectar a los que debían ser vistos. No tuvimos la situación de Madrid y Cataluña o ahora Valencia con hospitales solo para covid.
 

¿Qué supuso la pandemia para la especialidad de Medicina Interna?
Medicina Interna y especialmente en Galicia ha sido de capital importancia, sin restar méritos a Neumología, Urgencias, Enfermedades Infecciosas o la UCI. Es hora de reivindicar el valor de la especialidad por la formación amplia que recibimos y porque somos muy polivalentes. Respondimos al sida, a la  colza y ahora hemos respondido al covid. Tiene que ver con esa aproximación global al paciente enfermo. En España el 80% de los pacientes covid han sido atendidos por médicos internistas.

¿Qué podemos esperar en el futuro inmediato?
Yo soy de natural optimista. A los que andan simpre presagiando calamidades les diría que ya vienen solas, no hay que llamarlas. Hay que confiar en que la vacunación ocurra pronto, si fuera posible vacunar a más de la mitad de la población en tres meses el futuro sería esperanzador. Han aparecido variantes por la alta capacidad del virus para mutar y hay que estar atentos, pero no por eso hay que dejar de vacunarse porque es la única arma que tenemos. Mientras esperamos los resultados de otras vacunas que están en fase de ensayo clínico (no solo las de ARN mensajero sino de virus atenuados, péptidos sintetizados o vectores virales) y no hay que desechar el desarrollo de antivirales como el de PharmaMar porque si se encuentran tratamientos eficaces se podría controlar la infección de forma rápida. Debemos mirarnos en el espejo de Israel (el país que está vacunando más rápido) con una caída drástica de las infecciones.

¿Cree que aquí va lento el proceso de vacunación?
Se va lento porque no se tiene vacuna, no porque no haya capacidad de vacunar. Es un problema de los contratos que se han establecido, los plazos de entrega y el número de vacunas disponibles. Luego están las estrategias para hacerlo y creo que a nivel gallego se está haciendo bien. Las vacunas que se disponen enseguida se ponen.
 

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