Echa el cierre Tejidos Casal, icónica tienda de telas de Vigo

José Ángel Casal se jubila y echará el cierre a uno de los comercios más tradicionales del centro de Vigo. En la foto con su clienta Mindocha.
photo_camera José Ángel Casal se jubila y echará el cierre a uno de los comercios más tradicionales del centro de Vigo. En la foto con su clienta Mindocha.
José Ángel Casal se jubila y echará el cierre a un comercio histórico en la ciudad, donde varias generaciones de viguesas han comprado todo tipo de tejidos

“Para una chaqueta, con metro y medio tienes suficiente y te llevas también el forro con descuento”, le dice José Ángel Casal a Mindocha, una veterana modista cliente habitual de Tejidos Casal, mientras ya va atendiendo a otra clienta. “¿Puede decirme cuánto mide la tela del escaparate? Quiero ver si me da para una blusa”. Mientras, Mindocha resopla, “¿qué vamos a hacer cuando cierres? Ya sólo queda una tienda con telas de esta calidad en todo Vigo”.

 José Ángel Casal regenta desde hace más de cuatro décadas una tienda histórica en Vigo, Tejidos Casal, que ya había fundado su padre en 1979, y ahora se jubila. En el mismo local, antes de Tejidos Casal ya había otra tienda, Textil Alpemar.

 En sólo un rato dentro del establecimiento, rodeado de rollos con encajes, batistas, organzas, gasas, tweeds, crepes o mezclillas, entran muchas mujeres interesadas por comprar telas a buen precio en la liquidación. Mindocha es la que se pasa más tiempo y se lleva una buena cantidad de tejidos. Se aprecia la experiencia y que en cada tela ve una prenda. Mientras, Jose hace las cuentas a boli, después de dejar sobre el mostrador la tijera y la regla de madera.

Tejidos Casal está en la calle Velázquez Moreno.
Tejidos Casal está en la calle Velázquez Moreno.

 “En Vigo llegó a haber más de 10 tiendas de telas”, explica José Ángel Casal, “pero se acabó el negocio de las telas”, asegura. “El de las modistas lleva el mismo camino, porque no hay aprendizas, nadie quiere aprender a coser”, añade Mindocha.

 A ello suman los altos alquileres para mantener un negocio a pie de calle, la excesiva burocracia para los autónomos, la falta de días de descanso y la falta de relevo. “Todo lo artesano es muy esclavo”, apunta José Ángel Casal y confirma Mindocha con un movimiento de cabeza.

 El oficio de las telas no se aprende de un día para otro, la persona que regenta una tienda de este tipo tiene que conocer bien los tejidos y asesorar a las clientas, casi todas mujeres, sobre la cantidad de tela que necesitan o cuál va mejor para un vestido o para una falda al bies, si doble ancho o ancho sencillo, si un abrigo necesita entretela o el tipo de forro.  “Antes, la mejor temporada era la de otoño-invierno, porque se hacía mucho traje de chaqueta y muchos abrigos, pero últimamente es la de primavera-verano, porque ahora la gente se gasta el dinero para ir a las bodas”.

 Conseguir mayoristas de buenas telas también se ha convertido en una empresa complicada, explica. “Los tejidos buenos son los europeos. Son caros y  en ocasiones piden metrajes que para un autónomo pueden resultar excesivos”, apunta.

En los últimos tiempos se han añadido a sus clientas habituales, modistas de toda la vida, gente que se dedica al diseño. “Vienen y me preguntan y yo les ayudo encantado”.

 En un mes, Tejidos Casal pasará a formar parte de la historia del comercio local y José Ángel Casal se siente raro. “A estas alturas del año estaría ya hablando con los proveedores, para que me sirvieran las nuevas telas, analizando los colores y viendo los metros que necesito. El mundo de las telas me lo ha dado todo: clientes, amigos y satisfacción, porque para estar tantos años en una actividad tienes que hacer algo que te guste”, explica.

 ¿Y ahora qué? Pues “invertiré en tiempo, porque es un bien escaso. Disfrutar de la vida”.

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