Los dos futbolistas ourensanos Gregorio y Adrián fueron los autores de la brutal paliza que dejó semiinconscientes a dos jóvenes vigueses en la madrugada del 22 de enero de 2022 en Hernán Cortés. Así lo considera probado la sentencia de la sección quinta de la Audiencia que les condena a ambos como coautores de un delito de lesiones con deformidad y otro leve a penas de cinco años y tres meses para el primero y a cuatro años y tres meses, además de 350 euros de multa. Incide la sentencia en la “desmedida” brutalidad de los golpes y su continuación en el tiempo para la pena fijada.
Entiende el tribunal que hubo además abuso de superioridad por lo que aplica esta agravante al señalar que el “desequilibrio entre los agresores y la víctima existe no solo por el número de personas que agreden una de las víctimas (fueron los dos), sino que atacaron al unísono y lo hicieron desplomando una cascada de puñetazos y patadas sobre la víctima. Lo hicieron hasta conseguir tirarlo al suelo y cuando lograron abatirle, no pararon su ataque, sino que lo tornaron más brutal persistiendo en darle patadas y puñetazos”.
La sala es rotunda también al descartar una afectación de alcohol en los agresores como una posible eximente, al no existir ninguna pericial ni documento que corrobore que ambos tenían las sus facultades mermadas hasta el extremo de no comprender la “ilicitud” del hecho. Es más, el tribunal echa mano de los testigos que declararon que la actitud de Gregorio era “fría y calculada" y que los golpes que propinaron no eran “blandos de borracho” sino “certeros”.
Testigos, vídeos y el propio juicio, claves
Aquella madrugada, hubo un desencuentro previo después de que las víctimas afearan a los agresores que estuvieran orinando en un portal. Eso hizo que Gregorio y Adrián se pusieran de acuerdo para dar una paliza a los jóvenes que tuvo graves consecuencias que les obligarán a hacer frente a una indemnización total de cerca de 17.000 euros.
La sentencia recoge ese relato como probado y entiende que no hay dudas de que los dos acusados son los autores atendiendo a las descripciones de los testigos y a los vídeos, en los que los reconoce el propio tribunal. Las defensas se plantean recurrir el fallo ante el Tribunal Superior de Xustiza.
