La sentencia a la mayor red de blanqueo de capitales procedente del narcotráfico, liderada por el fallecido Juan Carlos González “Culebra”, sigue siete años después en ejecución por las multas millonarias impuestas (un total de 168 millones de euros) añadidas a las penas de cárcel para los 12 condenados y que sumaban 50 años.
El principal responsable de esta trama falleció en 2018 sin haber llegado a ingresar en prisión ni haber hecho frente a los 56 millones de multa, la más alta que impuso el tribunal, a la que le siguieron la de su mujer Nieves Domínguez, con 30 millones, y las de sus hijos, de 20 y 25 millones.
La sección quinta de la Audiencia, atendiendo a la ejecución de la sentencia, subasta ahora el piso de la mujer de “Culebra” para tratar de recuperar parte de esa multa, algo que se produce solo unos meses después de que el Plan Nacional sobre Drogas hiciera lo propio con los bienes inmuebles que el tribunal ordenó decomisar al narcotraficante también en la sentencia, informaron fuentes judiciales.
El piso, cuya puja se abrió el martes pasado y que finalizará el próximo 12 de junio, se encuentra en la avenida de Camelias, y tiene un valor de tasación de 220.914 euros, muy inferior a los 30 millones que se le reclaman. Según consta en el anuncio oficial del portal de subastas, el inmueble, en la séptima planta y de 88 metros cuadrados, es vivienda habitual y por el momento no ha recibido ofertas.
Además de esta propiedad, la Audiencia en Vigo también ha sacado a subasta bienes de otro de los condenados por esta trama, Gustavo Piñeiro y al que se le impuso, además de una pena de prisión de tres años y seis meses, una multa de 200.000 euros. En este caso, el valor de la puja se sitúa en 14.626 euros que es en lo que se ha tasado el garaje y trastero ubicado en un conjunto residencial de Baiona. Esta subasta también se abrió esta semana y permanecerá hasta junio, sin que hasta el momento tampoco se hayan presentado pujas.
El juicio por este caso se celebró en 2014 y la primera sentencia tardó ocho meses en ver la luz. La sala viguesa encontró probado que el “Culebra” utilizó a más de una decena de testaferros, entre ellos sus familiares, para lavar hasta veinte millones de euros procedentes del narcotráfico. Consideró que el patrimonio de la familia estaba descompensado en función de sus ingresos y que no existían negocios lícitos que pudieran acreditarlo.
