TIRO

Un bronce apuntando al oro

El tirador gallego Juan Antonio Saavedra
photo_camera El tirador gallego Juan Antonio Saavedra
El vigués Juan Antonio Saavedra comenzó la final de carabina de 50 metros en cabeza y aguantó para subir al podio 

La mano derecha de Juan Saavedra juega con las balas mientras espera su turno. Métodos de relajación en un deporte en la que la concentración no es un factor más, es el factor decisivo. Incluso, más allá de la puntería. Está donde quería estar, en otra final olímpica en Tokio. Como la del pasado viernes, en la que se quedó a dos décimas de la medalla en la carabina de 10 metros, pero mejor. Porque los 50 metros son su distancia, donde más cómodo se siente. En ésta, la presea no se escapó. Borrando fantasmas de Río, el pontevedrés residente en Vigo desde hace dos décadas sumó a su plata de Londres 2012 un bronce en Tokio 2020, que es 2021. 

Han sido muchos años en la élite. Infinidad de horas tumbado -su posición para el tiro- siendo cada vez más preciso en la precisión. Templando el pulso y la mente. Porque  la jornada requiso de 82 tiros. Uno tras otro. Sólo dos menos que la eslovaca Veronika Vadovicova, que se colgó el oro, y que la sueca Anna Normann, que se hizo con la plata. Un ejercicio de sangre fría.

De inicio, la calificación. De 48 titadores sólo pueden quedar 8. Saavedra es de los más rápidos y termina sus 60 tiros con una puntuación media por encima del 10.3. A todas luces, estaba metido. Finalmente, con la tercera mejor puntuación, únicamente por detrás de la alemana Natascha Hiltrop -increíble desde su silla, la única por encima de 10.4- y del francés Cedric Fevre. Daba igual. En la final había que empezar de cero y ni la germana ni el galo estuvieron en el podio.

Menos de dos horas después, de vuelta al campo de tiro. Aquí ya cada tiro cuenta y bajar de 10 -el tiro perfecto es 10.9- supone un borrón complicado de solventar. Saavedra empezó como los ángeles en la ronda inicial de 10 lanzamientos. El peor, un 9.9, con un trío de 10.7. Su puntería y su concentración lo situaba primero (103.9), con Vadovicoca ya acechando segunda (103.1) y Normann tercera (102.9). De cabeza, a las ronda eliminatorias, en las que cada dos tiros uno de los competidores queda fuera.

Un 9.4 en la primera baja al vigués a la tercera plaza, superado por sus dos rivales pero sin peligro de eliminación. De hecho, en la segunda recupera la cabeza y la mantiene durante dos rondas, para después verse por detrás de la eslovaca pero por delante de la sueca. Para enconces, ya sólo quedan cuatro tiradores. Es decir, las medallas están en juego. Saavedra entra en ese decisivo momento con ocho décimas de renta sobre el francés Fevre. Dos tiros: 9.9 y 10.4 del galo; 9.7 (pequeño susto) y 10.3 del gallego. Medio punto de ventaja para saberse ya en el podio.

Juan Antonio Saavedra, en plena acción durante la competición de carabina de 50 metros en los Juegos Paralímpicos de Tokio.EFE

Reparto de las medallas

Faltaba repartirse las preseas. Saavedra estaba medio punto por detrás de Normann y punto y medio alejado de la ya inasequible Vadovicova. El vigués acecha con dos buenos tiros: 10.5 y 10.3. La sueca se defiende con dos mejores: 10.7 y 10.6. Tocaba levantarse y dejar el duelo final por el oro en manos de las dos mujeres.

En un deporte que se decide por décimas que son milímetros, Saavedra pudo ser oro o plata. Pero fue un espléndido bronce que lo inspirará hasta París 2024.

“Espero ser el primero en lograr plaza para París 24”

Juan Antonio Saavedra cerró la final con “sensaciones encontradas. De felicidad por haber conseguido una medalla. La competición empieza de cero para todos en las finales y ganas una medalla, no pierdes otras. En algunos momentos de la prueba he estado primero pero también, en otros, el quinto. Es ir tiro a tiro e intentar llegar hasta el final. Casi, casi, casi he llegado. He estado ahí y estoy contento”.

El tirador residente en Vigo desvela que el hecho de haber llegado con tiempo a Tokio “ha tenido una parte positiva, por el tema del jet lag, y después la negativa porque el campo de tiro no abrió hasta el día 25 y estuvimos cinco días sin tener absolutamente nada más que hacer que estar en la villa y dar vueltas.  En otras circunstancias, habría estado bien, porque podríamos haber visitado Tokio, pero no nos podíamos mover. Fue un poco complicado. Después, una vez empieza la competicón y los entrenamientos, todo fue bastante mejor”. No oculta Saavedra que "sentía presión. En Río es que ni me metí en finales y tenía el fantasma rondando la cabeza. Pero el primer día entré en la de los 10 metros y no pillé medalla por dos décimas. Eso me sirvió de motivación para hoy".

El medallista gallego explicó que “la presión psicológica influye mucho. Hoy era un día muy complicado porque había mucho viento y cambiaba mucho, y, en general, hubo puntuaciones bajas. A mí me tocó en el medio del campo de tiro y me venía el viento de todos lados”.  Pero se siente feliz con su bronce, aunque prefiere pensar ya en el futuro y no quiere pensar “mucho en lo que has hecho sino en lo que te queda por hacer. Estoy muy contento con el bronce, pero hay que ir día a día y seguir avanzando. Espero ser también el primero en conseguir la plaza para París, que en junio del año que viene ya en la Copa del Mundo hay otra oportunidad”, abunda en referencia al hecho de que él ya tenía ganado el billete para los Juegos de Tokio en 2018.

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