La felicidad de una medalla y los diplomas con amigos

Juan Saavedra juega con la medalla ayer en la Alameda tras llegar a Vigo desde Madrid. 

JV LANDÍN
photo_camera Juan Saavedra juega con la medalla ayer en la Alameda tras llegar a Vigo desde Madrid. JV LANDÍN
Juan Saavedra volvió a Vigo con un bronce y Chano Rodríguez fue recibido en Peinador

La felicidad puede ser individual o compartida, grupal o aislada, pero siempre es bien recibida. Ayer fue una jornada de sentimientos, reencuentros y buenas caras para los deportistas paralímpicos que regresaron a Vigo tras su participación en los Juegos de Tokio. 

La curiosidad es que, lejos de ser una vuelta organizada, cada uno de los vigueses optó por hacer su ruta hasta la ciudad. Uno de los más contentos era el tirador Juan Antonio Saavedra, que compartió kilómetros con el atleta Gustavo Nieves. Ambos realizaron el recorrido en carretera. Uno con la flamente medalla de bronce paralímpica y el fondista con la satisfacción de lograr una nueva plaza de finalista. Muy trabajada porque terminó en el límite, justo en la octava posición. 

Ambos rompieron el viaje tradicional tras una gran evento, que pasa por volver a Peinador desde Madrid. Esta ruta la siguieron otros dos deportistas con diploma. Agustín Alejos, con muchas ganas de regresar, pisó a eso de la 13:00 horas suelo vigués tras terminar en la cuarta posición con la selección española de baloncesto en silla. Sus padres estaban en el aeropuerto para darle un merecido abrazo, pero no hubo multitud. En gran medida, porque el jugador cambió de billete a última hora para volver antes. 

Sí recibió una buena dosis de cariño el nadador Sebastián Rodríguez ‘Chano’ a sus 64 años. En el exterior de Peinador se juntó un grupo de más de una veintena de amigos y familiares para homenajear al deportista, que obtuvo la clasificación para los Juegos Paralímpicos de Tokio a última hora y, una vez allí, se hizo con dos plazas de finalista en los 200 y en los 50 metros.

Dos diplomas más a su dilatada carrera deportiva y, sobre todo, todo el cariño del mundo una vez que regresó a Vigo. Nada más salir de la terminal recibió una multitud de abrazos. Uno tras otro, y también un gigantesto ramo de flores. No faltaron las fotografías de rigor para inmortalizar un regreso más de Chano Rodríguez. Una tradición desde que en el año 2000 debutó en los Juegos de Sidney. Con mejores o peores resultados, el cariño a la llegada siempre está.

Saavedra: "Ahora toca París, después Los Ángeles y Brisbane en 2032”

Juan Antonio Saavedra regresó ayer a Vigo con la medalla de bronce obtenida en los Juegos Paralímpicos de Tokio en el bolsillo. “La medalla sienta muy bien. Se echaba de menos ganarla y estoy muy contento. Pudo ser mejor, pero también peor. Por lo que el balance es positivo”, explica el tirador. Obtuvo la presea en rifle tumbado de 50 metros: “Quedarme otra vez cuarto sería duro. Hice esa primera final en 10 metros y me sirvió para competir y sacar los nervios. Si sólo tuviera esa prueba, sería más complicado pero mi distancia fuerte es la de 50 metros, en la que obtuve el bronce. La otra fue para entrar en competición. Siempre te queda la espina de la plata y el oro, que estuvo cerca. Pero somos muchos, más de cincuenta, y sólo tres medallas a repartir”. 

Eso sí, los días previos a los disparos en Tokio resultaron complicados porque "se hizo duro. Pasamos las dos semanas de cuarentena, viajamos y estuvieron cinco días sin poder acceder al campo de tiro y, con la medidas covid, sin salir de la villa olímpica. Al final, fue casi un mes, con mucho tiempo fuera de casa para competir el último día de los Juegos Paralímpicos".  Saavedra añade que “llevo clasificado desde 2018 y parece que no pasa el tiempo. Fueron tres años esperando esta competición. Ese día y esa final”. 

 Tras el éxito, su segunda medalla en unos Juegos tras la obtenida en Londres, argumenta que “voy a seguir. En menos de dos semanas tengo el Campeonato de España. Después, el de Europa y el año que viene comienza la Copa del Mundo, con puntos que clasifican para París. No es momento para dejarlo, porque me gusta lo que hago. El día que me cueste entrenar será el que diga: hasta aquí. Me encuentro bien, las sensaciones son positivas y tiro mejor que hace cinco años. Espero hacerlo todavía mejor dentro de tres en París. Dejarlo no es algo en lo que piense. Pienso en los Juegos de París, en los siguientes, de Los Ángeles y en los otros, de Brisbane. Es mi idea, no falta tanto para el 2032”.

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