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Los primeros meses de clase, claves en la vuelta a la rutina

Niños con sus mochilas, en la llegada al colegio uno de los primeros días tras las vacaciones.
photo_camera Niños con sus mochilas, en la llegada al colegio uno de los primeros días tras las vacaciones.

Con el comienzo de octubre, una vez superado ya el “complicado” mes de septiembre, vuelven todas las rutinas de los más pequeños, y entre ellas la de vuelta al cole. Este cambio, si se produce de forma abrupta, puede acarrear problemas en el bienestar emocional tanto de adultos como de niños, generando malestar físico, irritabilidad, estrés, frustración, problemas de sueño, cansancio, falta de apetito o menor productividad.

Este síndrome de final de vacaciones afecta, sobre todo en el comienzo del curso y en los primeros días de octubre, tanto a los niños como a los mayores, aunque los consejos que ofrecen los expertos podrían ser válidos para ambos grupos de edad. Así, respecto a los menores, Andrés Córdoba, psicólogo de Sanitas, asegura que “es conveniente que los padres planifiquen junto a sus hijos, de acuerdo a su edad y sus capacidades, un proceso de adaptación para que la vuelta a la rutina no sea tan estresante”. Recomienda “ir retomando gradualmente las rutinas de sueño, horarios de comidas, baños, y ayudarles a preparar el material escolar, libros o ropa”. Asegura que “cada año, por estas fechas, se produce un aumento de las consultas tanto presenciales como online en psicología para afrontar este proceso”, matiza.

La doctora Marta López Capapé, del Hospital La Moraleja, recomienda comenzar actividades nuevas como como aprender a cocinar, montar en bicicleta o tocar un instrumento musical, “algo altamente recomendable en el caso de los niños”, asegura.

En relación al malestar físico que se origina tras la vuelta a la rutina, especialmente después del parón de los meses de verano, que suele ser el más largo del año, también se pronuncia Pablo de la Serna, fisioterapeuta y experto en terapia de calor. “Esta reincorporación a la actividad diaria de trabajo, colegio y actividades varias puede comportar una serie de afecciones psíquicas y emocionales, como apatía, falta de concentración y estrés”, explica. “Y como consecuencia de estas y de algunos hábitos poco saludables -ya que en verano las personas tienden a relajarse-, también puede comportar contracturas y dolores musculoesqueléticos”, concluye De la Serna.

Estas afecciones, explica el fisioterapeuta, “se suelen dar especialmente en personas menores de 45 años y en aquellas que no se sienten del todo a gusto en su entorno laboral”. Pero también afectan “a quienes han disfrutado de vacaciones más largas y a los que se reincorporan a la rutina sin un mínimo período de transición”.

 

HÁBITOS SALUDABLES

Para el fisioterapeuta, la vuelta a las actividades rutinarias también supone “una excelente ocasión para retomar los hábitos saludables, como una dieta sana, actividad física adecuada a la edad y condición de cada persona y, sobre todo, tener una mentalidad positiva, que es siempre la mejor forma de encarar los retos”. 

Además, “es muy importante cuidar el cuerpo”, añade: desde mejorar la postura corporal a evitar movimientos bruscos y cargar pesos. “Para aquellos que acompañen a los hijos al colegio, las mochilas de ruedas son una gran solución”, pone como ejemplo.

De todas formas, a raíz del estrés y los movimientos repetitivos, siempre pueden aparecer las contracturas y el dolor de espalda. En estos casos, Pablo de la Serna recomienda tener a mano parches térmicos terapéuticos. “Cuando el dolor musculoesquelético aparece, son muy útiles ya que aumentan el flujo sanguíneo, alivian el dolor y ayudan a la relajación de los músculo”, concluye

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