Cómo se puede diferenciar una angina de pecho de un infarto

Los síntomas son los mismos en ambas patologías.
photo_camera Los síntomas son los mismos en ambas patologías.
El dolor en el pecho desaparece en el caso de la angina cuando el paciente queda en reposo

Hay tres arterias principales que van al corazón, y que después se ramifican. Suministran sangre al corazón. Si existe una lesión en alguna de ellas lo más habitual es que se produzca una angina de pecho o bien un infarto; dos patologías coronarias que han aumentado en los últimos años.

La angina de pecho y el infarto pueden confundirse porque comparten síntomas. Ambas afecciones pueden presentar dolor, opresión o malestar, generalmente torácico, irradiado al brazo izquierdo y acompañado en ocasiones de sudoración y náuseas. Sin embargo, la angina de pecho y el infarto son dos eventos cardiovasculares diferentes.

Para empezar, se distinguen porque tienen distinta gravedad: mientras que la angina de pecho estable es reversible, el infarto de miocardio supone la necrosis o muerte de las células del músculo cardiaco. Por eso, aunque en ambos casos se trata de una enfermedad de las arterias que riegan el corazón, las consecuencias de una y otro pueden ser muy distintas. La razón es que mientras que en la angina de pecho estable se da una oclusión parcial de una de las arterias del corazón por aterosclerosis, en el infarto esa oclusión es total, de ahí su gravedad.

“La angina de pecho y los infartos están otra vez aumentando”, dice Manuel Anguita, expresidente de la Sociedad Española de Cardiología (SCE) y especialista del Hospital Universitario de Córdoba. “Son muy frecuentes, y esto es fruto de esa obstrucción coronaria que los provoca, que en el 95-99% de los casos es problema de aterosclerosis coronaria, una acumulación de placas de grasa o de colesterol en las arterias que las obstruye e impide el riego sanguíneo”.

La angina de pecho es un síntoma realmente producido por la falta de riego de una parte del músculo cardíaco. “Quienes lo padecen siente un dolor o una opresión en el tórax, debido a esa disminución del riego sanguíneo al músculo cardíaco por una obstrucción no completa de las arterias coronarias”, indica el doctor Anguita.

Ese matiz de la obstrucción completa o incompleta, tal y como precisa este experto, será lo que diferenciará el infarto de una angina de pecho, siendo la obstrucción completa en el caso de infarto.

Otra diferencia es que, a pesar de que comparten síntomas, estos no tienen la misma intensidad. La opresión en el pecho se da en ambos casos. Normalmente en el centro, por detrás del esternón, y puede ir hacia los dos brazos o el cuello, y hacia la garganta en ambos casos. En la angina de pecho, es de menor duración y cede pronto. El infarto es más prolongado y dura unos 20 o 30 minutos más. 

Como explica el doctor Roberto Martín Asenjo, cardiólogo de la SEC, en la angina de pecho el dolor desaparece cuando el paciente se queda en reposo o cuando se administra nitroglicerina sublingual. En cambio, en el infarto de miocardio el dolor no se resuelve con el paso del tiempo, y acaba provocando un daño estructural.

En el caso de la angina de pecho, generalmente el factor desencadenante es el esfuerzo físico, aunque también podemos encontrar otros como frío o estrés, y el umbral anginoso – el grado de esfuerzo a partir del cual el paciente padece angina- es fijo en la mayoría de los casos. Pero la razón por la que se produce el evento cardiovascular en ambos casos es la misma, aunque con distinta gravedad: la estrechez de las arterias coronarias. A su vez esta se puede dar por cualquiera de los factores de riesgo más comunes: la hipertensión, niveles altos de colesterol, obesidad, sedentarismo, diabetes y/o hábito tabáquico.

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