El vigués Ricardo Ramilo sigue en carrera tras una dura etapa con dos pinchazos y una avería
No fue un día sencillo pero sí acabó siendo un día superado. El vigués Ricardo Ramilo vivió ayer una jornada complicada en la octava etapa del Dakar en Arabia Saudí, de 709 kilómetros y, como la anterior, denominada maratón al no poder contar con asistencia en ruta. El buggie del vigués sufrió dos pinchazos y, además, un problema de refrigeración del motor que le hizo perder mucho tiempo y llegar trigésimo segundo a meta entre los SSV. Pero vivo en carrera.
Ésa era la lectura que hacía el propio piloto una vez en meta. "Me emociono porque ya llevamos ocho días llegando. Nos quedan cuatro para completar el objetivo de alcanzar el final del Dakar, No es fácil pero veo que estamos cerca de conseguirlo", señaló.
Como resultado de la etapa, explica que "el coche tiene algún desperfecto. Xavi Blanco tuvo trabajo de mecánico porque no contábamos con asistencia en esta etapa maratón, la más peligrosa y la que más nos hace trabajar a piloto y copiloto". Yendo al detalle, enumera los problemas habidos: "Dos pinchazos, una botella de expansión rota... Se calentaba el buggie, lo reparamos y seguimos en carrera".
Ramilo enseguida saca a relucir su vena competitiva, pese a las circunstancias. "Tuvimos algunos piques con gente ilustre como Gerard Farrés. Es un placer ser capaz de enfrentarnos a pilotos profesionales siendo dos amateurs. Es una motivación extra que nos llevará a intentar aguantar las cuatro etapas que faltan", comenta a la espera del envite de hoy. Con el Mar Rojo de testigo, serán 465 kilómetros de especial y 109 de enlace con salida y llegada en Neom.n
Ésa era la lectura que hacía el propio piloto una vez en meta. "Me emociono porque ya llevamos ocho días llegando. Nos quedan cuatro para completar el objetivo de alcanzar el final del Dakar, No es fácil pero veo que estamos cerca de conseguirlo", señaló.
Como resultado de la etapa, explica que "el coche tiene algún desperfecto. Xavi Blanco tuvo trabajo de mecánico porque no contábamos con asistencia en esta etapa maratón, la más peligrosa y la que más nos hace trabajar a piloto y copiloto". Yendo al detalle, enumera los problemas habidos: "Dos pinchazos, una botella de expansión rota... Se calentaba el buggie, lo reparamos y seguimos en carrera".
Ramilo enseguida saca a relucir su vena competitiva, pese a las circunstancias. "Tuvimos algunos piques con gente ilustre como Gerard Farrés. Es un placer ser capaz de enfrentarnos a pilotos profesionales siendo dos amateurs. Es una motivación extra que nos llevará a intentar aguantar las cuatro etapas que faltan", comenta a la espera del envite de hoy. Con el Mar Rojo de testigo, serán 465 kilómetros de especial y 109 de enlace con salida y llegada en Neom.n
