Punto muy sufrido del Celta ante el Betis

Betis - Celta

El equipo celeste se puso dos veces por delante sin merecerlo y acabó cediendo un empate en el descuento ante los sevillanos (2-2)

Publicado: 10 nov 2024 - 19:16 Actualizado: 12 nov 2024 - 08:17

El defensa céltico Javi Rodríguez, tras marcar el primer gol ante el Betis, también primero de su cuenta en la Liga.
El defensa céltico Javi Rodríguez, tras marcar el primer gol ante el Betis, también primero de su cuenta en la Liga.

El empate es excelente por el balance global del partido, bueno por la segunda mitad y malo por los últimos minutos. El Celta no controló el partido pero éste tampoco se dejó controlar por el Betis. Los méritos importan menos que los goles. Alguna vez había que decirlo sintiéndose favorecido por ello.

No tiene el Celta la idea de convencer desde la rotundidad, sino desde el discurso. Pero el fútbol responde mejor al electroshock que a la terapia, así que no se debe despreciar lo inmerecido. Porque el equipo vigués fue netamente inferior al Betis en la primera parte del soleado encuentro en la soleada Sevilla. En lo cualitativo y en lo cuantitativo. Pudiendo rescatar apenas virtudes contrasistema celeste: el orden y la contundencia. El resto fue bético, con una presión en campo rival que dejó sin recursos desde casi antes de nacer a la intención combinativa celeste. La intención era superar esa ajustada avalancha con verticalidad en la línea de atrás y primer toque en la siguiente. Pero ni Aspas, ni Bamba, ni Mingueza encontraron la manera de zafarse de los rivales. Y en tal situación, Borja Iglesias es una isla. Bien intencionada en el trabajo, pero isla.

El número de pérdidas en campo propio eran más que suficientes como para que el marcador fuese un dolor celeste. No lo fue porque en el primer acercamiento al área bética vio portería. Fue, también, una acción antisistema, un balón parado. Muy bien ejecutado por Hugo Sotelo, muy bien presionado por Marcos Alonso y muy bien aprovechado de volea por Javi Rodríguez tras el despeje. Se cumplían los primeros 12 minutos de partido y el tanto dolió a los locales más por sus circunstancias más allá del partido -ese runrún de insatisfacción por el juego- que por las referidas al mismo.

Hubo minutos de cierto bajón anímico local y ya se sabe que la presión tiene una importante componente de buen ánimo. Pero el Celta no los aprovechó para encontrarse y empezar a inquietar. Como fueron momentos de menos pérdidas, el conjunto vigués se alivió un rato pero no reaccionó con mayor presencia ofensiva. Y el Betis se recargó. Quiso volar a través del desequilibrio de Abde, que forzó una y otra vez a Mingueza y Javi Rodríguez sin acierto en el centro final. Pero con enorme capacidad de acaparar la atención. De lo que se valió en la acción del empate. Llevaba Johny Cardoso un tiempo amenazando con soltarse del centro del campo para llegar por banda izquierda. Y Hugo Sotelo no apreció a tiempo su movimiento de ruptura hacia el área, que sí vio Abde. El estadounidense rompió el orden defensivo celeste y su pase atrás fue rematado a gol por Vitor Roque. Era el minuto 39 y lo que le quedaba al Celta hasta el descanso era aguantar, lo que hizo gracias a Vicente Guaita. Retocó el equipo Giráldez en el parón. Le dio consistencia física y mental al centro del campo con Ilaix Moriba y aire a la defensa con Javier Manquillo, ya que para Mihailo Ristic era demasiada intensidad tras su parón. No fue una reacción instantánea, sino de profundidad. Porque al Betis aún le quedaban arrestos para mantener la presión alta en campo celeste, impidiendo cualquier juego ofensivo celeste.

Era imposible que el Betis mantuviese ese sobreesfuerzo en la presión. Más cuando desde el banquillo, Manuel Pellegrini decidió matizar la apuesta. Quiso más calidad en el último pase con el argentino Lo Celso y sacó del campo a Johny Cardoso, dejando como único barredor en el centro del campo a Sergi Altimira, todo un descubrimiento.

Se abrió el partido y el primero en detectarlo fue Iago Aspas sobre el campo, ya con Hugo Álvarez dando claridad de ideas por banda izquierda tras sentar a un desacertado Óscar Mingueza y con Anastasios Douvikas dando relevo a Borja Iglesias. De nuevo, fue más un movimiento en profundidad que en superficie. Porque el Betis seguía muy vivo y sólo Guaita y el larguero impidieron a Fornals marcar cuando restaba poco más de un cuarto de hora.

La diferencia es que ahora el Celta sí estaba en disposición de devolver el golpe. Faltó precisión en alguna salida antes de Aspas dejase su sitio a las piernas de Swedberg. Y el sueco puso el punto que se necesitaba. Una acción personal suya tras pase de Hugo Álvarez le sirvió el gol en bandeja a Douvikas.

Después de tanto sufrimiento, el partido sonreía. Había que acunarlo con balón mientras el Betis multiplicaba su número de delanteros. No hubo esa capacidad de posesión, tan echada en falta durante el resto del duelo. Y un centro lateral dio el empate al Betis en el descuento. Un punto. Dentro de un discurso de electroshock, da igual si merecido o no.

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