El Celta B reunió a más de 13.500 personas pero cayó en el derbi ante el Deportivo (1-2)

El deportivista Pablo Vázquez, autor del primer gol visitante, se queda un balón ante Alfon en una acción en la que el filial celeste reclamó penalti.
photo_camera El deportivista Pablo Vázquez, autor del primer gol visitante, se queda un balón ante Alfon en una acción en la que el filial celeste reclamó penalti.
El Celta Fortuna cayó ante el Deportivo en un partido igualado, en el que un balón parado marcó la diferencia

No pudo el Celta Fortuna dar ayer por la noche la alegría al celtismo que el primer equipo negó al mediodía. No, al menos, en el resultado. Porque el Deportivo supo aprovechar su poderío a balón parado para encontrar la solución al problema del césped de Balaídos, en peor estado aún que siete horas antes. Lo que sí ganó el filial -siempre lo hace- es el duelo de la identidad futbolística, que otorga el premio del orgullo de su afición. Pero ese partido no lo jugaba contra el Dépor.

 

 

Bastaron diez minutos para comprobar que, independientemente del resultado final, Claudio Giráldez y sus muchachos se habían erigido en guardianes del estilo. Es lo mínimo que se pedía. Una fiesta larga desde que el primer equipo terminó contra el Girona, una entrada sensacional en Balaídos con doble ración de himno -el del Centenario y el de Galicia- eran ingredientes de historia y tradición.  Le tocaba, pues, al Celta Fortuna cocinarlos con afouteza y corazón. Y con juego. Así sometió al Deportivo en unos primeros compases en los que la pelota corría pese al campo de minas que lo impedía. Román y Damián carburaban la sala de máquinas y Pablo Durán, de vuelta a la punta de ataque, estiraba al equipo con sus desmarques de ruptura. En esos espacios intermedios aparecía Raúl Blanco para conectar con Alfon. En identidad futbolística, el Celta Fortuna no es un filial.

El caso es que enfrente estaba un gran equipo. Concretamente, el de mayor presupuesto de la categoría. Por eso, a poco que se asentó, el Dépor empezó a equilibrar la situación. Incluso a inclinarla a su favor. La presión alta del equipo coruñés se convirtió en su mejor arma. También el balón parado, con el que inquietó un par de veces a Ruly, de regreso a la portería tras varias ausencias en favor de César. Los envíos de Lucas y los centrales Pablo Vázquez y Pablo Martínez en los remates eran un peligro. El bloque adelantado, un problema para los locales, con muchas dificultades para hilvanar juego desde atrás.

Pero toda fuerza tiene una contraprestación, como todo poder esconde un punto débil. Cuando el Fortuna batía la línea de presión, encontraba metros y metros para correr. Aunque a Hugo Álvarez parecía costarle desde la izquierda, Javi Rueda volaba por la derecha. Así se dieron varias acometidas en bloque. En una de ellas, Miguel Román remató con la zurda desde la corona del área. Un latigazo que murió contra el palo ante la entregada mirada de Germán Parreño. Poco después, Pablo Martínez le limpió la pelota a su tocayo Durán, que ya se relamía tras recibir un buen pase de Alfon. 

Mucha intensidad y muchos kilómetros recorridos entre dos equipos que buscaban la victoria descaradamente. Como daño colateral, una patada primero y un agarrón después de José Ángel a Raúl Blanco. Solo el segundo se saldó con amarilla. Mismo castigo para Damián, que frenó sin miramientos la internada de un serpenteante Yeremay.

Toda esa energía gastada no volvió pese al descanso. Probablemente por eso, ambos equipos se lo tomaron con más calma en la reanudación. El defensor de turno sabía que tenía en el césped, cada vez más maltrecho, un aliado. Por  ese motivo, las imprecisiones se sucedían, sobre todo en los jugadores con camiseta celeste. Con todo, Alfon encontró el camino con un gran desmarque. El albaceteño, ya como punta -Pablo Durán salió por Martín Conde-, se encontró con Parreño en el remate.

Con el lastre del verde en contra, había que buscar otras soluciones. Y el Deportivo las tenía en la pelota parada. Pablo Vázquez ya había avisado con un cabezazo franco que se fue arriba. Y en la acción menos clara, con un envío muy lejano, aprovechó un error de Javi Rueda para machacar.

El golpe fue duro y al Fortuna le costó reponerse. Pero lo hizo. Volvió a embotellar al cuadro herculino y Alfon gozó de otro disparo que se estrelló en el brazo de Villares dentro del área. Parecía penalti, pero el árbitro  lo vio distinto. Y en la transición, el recién entrado Rubén sacó un soberbio zurdazo que entró en la portería de Ruly tras hacer escala en el palo.

Quedaba tiempo y Manu Garrido dio esperanza con un buen gol. Pero el énfasis final fue insuficiente y la única victoria que disfrutó el Celta con el Fortuna fue la de la identidad. No es poco.

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