Opinión

Los canónigos, el culto y la cultura

El próximo domingo 31 de marzo, a las  17.30, en la Santa Iglesia Catedral de Tui tomarán posesión de sus cargos cuatro nuevos canónigos: D. José Vidal, D. Fernando Cerezo, D. Manuel González y  D. Daniel Goberna. 
Cuando era un joven seminarista en Tui  - y alumno del Instituto de Enseñanza Secundaria “San Paio” de esa misma ciudad – no sabría definir, en abstracto, qué significaba ser canónigo. Pero teníamos, los seminaristas y los demás alumnos del Instituto, una referencia muy próxima y concreta de la canonjía: D. Basilio. 
Este sacerdote inolvidable era profesor del Instituto y también canónigo de la Santa Iglesia Catedral. Era el “Muy Ilustre Señor Don Basilio González Domínguez”, canónigo magistral de la Catedral. “Canónigo magistral”, como D. Fermín de Pas, el famoso magistral de “La Regenta”. 
Pero D. Basilio no era como D. Fermín. Ambos, el personaje real y el de ficción, se ocupaban de predicar en las solemnes funciones del Cabildo. Ambos predicaban muy bien. Uno creía lo que decía – D. Basilio - ; el otro quizá lo creía, en la práctica, un poco menos.
D. Basilio era muy devoto del bienaventurado Pedro González Telmo, san Telmo, patrono de la ciudad de Tui y de su Obispado. Sobre san Telmo escribió un delicioso libro: “Biografía ascética de San Pedro González Telmo”; un texto piadoso y culto, devoto y literario. Un texto que siempre merece la pena leer.
De San Telmo, eso creo, me llegó a mí la canonjía en 2008. De San Telmo y del entonces obispo de Tui-Vigo, D. José Diéguez Reboredo, quien convocó un “Sínodo Diocesano” que – todavía hoy – constituye un punto obligado de referencia para los católicos de esta diócesis. 
Tuve ocasión, un poco antes de mi nombramiento, de investigar someramente sobre San Telmo y de tomar conciencia renovada – enlazando con mi lectura juvenil del libro de D. Basilio – de la importancia de nuestro patrono, de la enorme difusión de su culto y del privilegio que tiene nuestra catedral de albergar sus reliquias. Modestamente, escribí una pequeña biografía sobre “San Telmo, el beato Pedro González” y hasta una “Novena a San Telmo”.
La figura de D. Basilio, la relevancia de una catedral, la huella que deja un santo… Son factores que me han permitido reflexionar sobre el vínculo que une el culto divino con la cultura. No hay culto sin cultura, ni cultura sin culto. 
Como decía Benedicto XVI: “Una cultura meramente positivista que circunscribiera al campo subjetivo como no científica la pregunta sobre Dios, sería la capitulación de la razón, la renuncia a sus posibilidades más elevadas y consiguientemente una ruina del humanismo, cuyas consecuencias no podrían ser más graves. Lo que es la base de la cultura de Europa, la búsqueda de Dios y la disponibilidad para escucharle, sigue siendo hoy aún el fundamento de toda verdadera cultura”.
Los canónigos están – estamos – para servir al culto divino y, así, a la cultura. Estamos para que en la iglesia principal de la diócesis no se deje de alabar a Dios, de cuidar el arte y el patrimonio y, de esa forma, se siga valorando al hombre, cultivando el auténtico humanismo.
En esto, en el servicio a Dios y en la defensa de la dignidad del hombre, del culto y de la cultura, nos han precedido San Telmo – que fue deán de Palencia – y D. Basilio – que fue magistral de Tui - . 
Qué Dios nos conceda el privilegio de poder servirle a Él y, de esa manera, contribuir a una cultura que haga justicia a los hombres.
* Canónigo de la S.I. Catedral de Tui

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