Es un hecho constatable aunque difícil de ajustar de forma clara en las estadísticas: en España se producen más muertes por suicidio que por accidente de tráfico y este dato vale sobradamente para Vigo, según se puede constatar cotejando las cifras oficiales. Así, en 2009 se considera que hubo alrededor de 15 a 20 muertes voluntarias en la ciudad (una tasa de 7 por cada 100.000 personas) en tanto que en ese año se registraron cuatro fallecidos en las carreteras y vías urbanas (seis en 2008).
Por tanto, es al menos el triple, incluso puede ser cuatro veces mayor, ya que la tendencia es a reducir los siniestros de tráfico y a que aumenten los suicidios. En el cómputo de toda España, estaríamos en números muy parecidos, con el añadido de que mientras que los fallecimientos en el asfalto se redujeron un 20,7% en 2008, la cifra de suicidas sigue su senda ascendente. En toda España, según el INE, hubo 3.421 fallecidos en ese mismo año, no del todo verificables, ya que en muchos cosas aparecen como accidentes o muertes casuales. Un ejemplo: la mayor parte de las veces en que se habla de personas que fallecen al caer desde un edificio se trata de suicidas. Para los expertos estaríamos en una auténtica plaga a erradicar, explica el doctor José Luis Fernández Sastre, de Vigo.
Por su parte, José Giner, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, advierte de que las patologías psiquiátricas están presentes en el 90% de estas conductas y echa en cara al Gobierno que no se aplique ningún plan para ayudar a los enfermos mentales a canalizar estas conductas suicidas, como han hecho para reducir la mortalidad en la carretera. No es cierto que los suicidas no avisen de sus intenciones. Más de la mitad de las personas que consumaron quitarse la vida acudieron un mes antes al médico de cabecera, donde relataban algún que otro problema que si se hubiera abordado correctamente podría haber evitado su fallecimiento. Este dato es igualmente válido en Vigo, según la experiencia del doctor Sastre. Otro dato llamativo es que aunque las tentativas de suicidio son más numerosas en mujeres que en hombres, son ellos los que más consuman estos actos, lo que se explicaría por la mayor decisión para utilizar un medio extremadamente violente para culminar su decisión, como arrojarse desde una ventana o colocarse ante un tren.
Para aquellos que conviven con algún familiar que podría pensar en alguna conducta suicida, Giner da una pista: Son gente desesperada, que no disfruta de las cosas y que piensa que nunca saldrá del pozo en el que está metido. Existe una serie de factores que los expertos consideran como precursores de riesgo suicida. Padecer un trastorno mental, la presencia de ideación suicida, las verbalizaciones suicidas y la planificación del acto'. Y un dato: Por cada persona que consuma el suicidio, se computan entre 10 y 20 intentos.
En diez años, más depresión que infartos
Según los expertos, en 2020 la depresión será más común que el cáncer o los infartos. Y siguen sin hacer nada. Siempre que no despierte morbo (como el caso de los trabajadores de France Telecom, donde hubo una cadena de suicidos), consideran que es más beneficioso hablar del suicidio que ocultarlo. Así, sugieren la atención del entorno del paciente, tanto de familiares como de amigos, para detectar el riesgo de que esa persona pueda llegar a intentar un suicido y tratar de ayudarlo. Llama la atención que el perfil del suicida cada vez reduzca su edad. ¿Qué se le puede pasar por la cabeza a un adolescente para quitarse la vida? A los jóvenes de hoy se les ha enseñado que el mejor es el que tiene éxito. El problema es que ellos no quieren hacer ningún esfuerzo para conseguirlo', explica Giner, que coincide en la gravedad del problema entre manos.
Por su parte, José Giner, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, advierte de que las patologías psiquiátricas están presentes en el 90% de estas conductas y echa en cara al Gobierno que no se aplique ningún plan para ayudar a los enfermos mentales a canalizar estas conductas suicidas, como han hecho para reducir la mortalidad en la carretera. No es cierto que los suicidas no avisen de sus intenciones. Más de la mitad de las personas que consumaron quitarse la vida acudieron un mes antes al médico de cabecera, donde relataban algún que otro problema que si se hubiera abordado correctamente podría haber evitado su fallecimiento. Este dato es igualmente válido en Vigo, según la experiencia del doctor Sastre. Otro dato llamativo es que aunque las tentativas de suicidio son más numerosas en mujeres que en hombres, son ellos los que más consuman estos actos, lo que se explicaría por la mayor decisión para utilizar un medio extremadamente violente para culminar su decisión, como arrojarse desde una ventana o colocarse ante un tren.
Para aquellos que conviven con algún familiar que podría pensar en alguna conducta suicida, Giner da una pista: Son gente desesperada, que no disfruta de las cosas y que piensa que nunca saldrá del pozo en el que está metido. Existe una serie de factores que los expertos consideran como precursores de riesgo suicida. Padecer un trastorno mental, la presencia de ideación suicida, las verbalizaciones suicidas y la planificación del acto'. Y un dato: Por cada persona que consuma el suicidio, se computan entre 10 y 20 intentos.
En diez años, más depresión que infartos
Según los expertos, en 2020 la depresión será más común que el cáncer o los infartos. Y siguen sin hacer nada. Siempre que no despierte morbo (como el caso de los trabajadores de France Telecom, donde hubo una cadena de suicidos), consideran que es más beneficioso hablar del suicidio que ocultarlo. Así, sugieren la atención del entorno del paciente, tanto de familiares como de amigos, para detectar el riesgo de que esa persona pueda llegar a intentar un suicido y tratar de ayudarlo. Llama la atención que el perfil del suicida cada vez reduzca su edad. ¿Qué se le puede pasar por la cabeza a un adolescente para quitarse la vida? A los jóvenes de hoy se les ha enseñado que el mejor es el que tiene éxito. El problema es que ellos no quieren hacer ningún esfuerzo para conseguirlo', explica Giner, que coincide en la gravedad del problema entre manos.
