VIGO

Veinte “historias de vocación” se grabaron en los hospitales

El gerente Félix Rubial
photo_camera El gerente Félix Rubial

Una campaña recorre 29 centros de España para poner en valor el trabajo sanitario

Veinte “historias de vocación” se grabaron ayer en los hospitales vigueses Álvaro Cunqueiro y Meixoeiro, con la participación de médicos, enfermeras, celadores y otros profesionales sanitarios vigueses. Su testimonio se puede ver en la página de Facebook “Historias de vocación” y en Twitter, donde están registrando ya múltiples visitas y retuits. Es una iniciativa de Roche Farma España en colaboración con seis sociedades científicas que recorrerá 29 hospitales de todo el país con un set de grabación para recoger estos testimonios. El equipo recaló ayer en Vigo y esta semana continuará  su campaña en los complejos hospitalarios de Santiago y A Coruña. El responsable del laboratorio en Galicia, Isidro Núñez, destacó la alta participación que encontraron en Vigo y dijo que se trata de poner en valor la vocación de los profesionales sanitarios. La idea está bien resumida en la frase que presenta la campaña en Facebook: “Detrás de cada profesional de la salud hay una historia de amor al prójimo”. 
Ayer se pusieron ante las cámaras varios profesionales y también directivos del Complejo Hospitalario Vigués, entre ellos el gerente, Félix Rubial, quien entre otras muchas cosas descubrió cómo había llegado a la Medicina. Era de Letras, su pasión era la Filosofía y estaba estudiando esta carrera cuando pensó que no se podía vivir de eso y decidió simultanearlo con la carrera de Medicina. “Me interesaba la Psiquiatría pero los caminos de la vida me llevaron a la especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública y finalmente me dediqué a la gestión sanitaria, que es lo más parecido a la Psiquiatría. Me gusta la interacción con la sociedad, con los pacientes y hacer valer nuestro trabajo, uno de los pilares de la sociedad de bienestar”. Tampoco había pensado inicialmente en la Medicina la directora de Procesos con Ingreso, Mar Vázquez, que iba para Físico Nuclear. De su profesión dice que “es una oportunidad que te da la vida para hacer cosas que puedan beneficiar a otros, no solo a nivel individual sino a la comunidad”. Sobre la carrera en sí, Mar Vázquez apuntó como algo a mejorar que “estudiamos muchas cosas técnicas, pero no estudiamos emociones y eso es una laguna. Independientemente de la vocación es tu deber saber cómo trabar a la gente”. 
 

La enfermera Begoña Domínguez, en sesión de maquillaje.

La enfermera Begoña Domínguez, en sesión de maquillaje.
La enfermera Begoña Domínguez, en sesión de maquillaje.

“Tuvimos que formarnos para ayudar también a los que mueren”

 “Nos enseñan a luchar para que la persona no fallezca, pero no nos enseñan qué hacer cuando es inevitable la muerte”. Esto contaba ayer Begoña Domínguez, subdirectora de Procesos de Enfermería, que se confesó enamorada de su profesión y destacó que le había marcado su paso hospitalización a domicilio. “Tuvimos que formarnos para ayudar al paciente que va a morir y a las familias”. La jefa del servicio de Farmacia, Guadalupe Piñeiro, quería ser médico pero una operación de varices le hizo cambiar de opinión y se pasó a la farmacia hospitalaria, en la que está contacto con pacientes y clínicos. El jefe de sección de Reumatología, Íñigo Hernández, cuenta como anécdota que atendió a un chico en Urgencias con dolor de pecho que estaba tan nervioso que en vez de poner la ropa en una bolsa y acostarse en la camilla, dejó la ropa en la camilla e intentó meterse dentro del saco. La subdirectora de Procesos sin Ingreso, Elena Lorenzo, quería ser médico desde los 5 años y en vez de Nenucos pedía juegos de Anatomía a los Reyes. Su mayor experiencia vital fue un dispensario en República Dominicana.  El jefe de Dermatología, Ander Zulaica, recomendó a los que quieran estudiar Medicina que piensen si les gusta y que se ilusionen. De los casos curiosos que vivió cuenta que un día en Coia llamó a un paciente a la consulta y entraron dos personas, uno joven y otro de mediana edad. Tras atender al joven en la camilla y sin la ropa, le iba a explicar al otro el resultado. “Me dijo que no lo conocía de nada. Ocurrió que los dos se llamaban igual e incluso vivían en la misma calle. No me explico cómo no protestó el joven”.n
 

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