Una vez operativos habrá seis aparatos de control para un tramo de sólo 10 kilómetros
La Dirección General de Tráfico acaba de instalar las cámaras de los radares situados en los pórticos de la A-55 (Vigo-Porriño) en sentido Tui casi un año después de su construcción. Cada pórtico consta de dos cabinas con dos radares, una para cada carril en sentido descendente desde Puxeiros.
Una de ellas se encuentra en el kilómetros 9.100 aproximadamente coincidiendo con el inicio de la curva de Icofrio y está limitada a 60 kilómetros. La otra, en el 11.300 también en sentido descendente y coincidiendo con la curva de Molinos y que limita la velocidad a 80. Ambos en el municipio de Mos.
De momento no se han retirado las lonas que con anterioridad advierten de su presencia y tampoco lo hace la DGT en su página web, lo que indica que aunque funcionen todavía no están operativos. En cuanto se activen, incluyendo el aparato que se encuentra en el alto de Puxeiros en sentido Vigo, y que a día de hoy continúa con los cristales rotos, habrá un total de seis radares fijos de velocidad en un tramo de apenas 10 kilómetros, algo, verdaderamente sorprendente para un trazado tan corto.
Es probable que no haya otra autovía en toda la red del Estado con tal despliegue, que está a tono con la peligrosidad de uno de sus tramos, en torno al kilómetro 10, donde en 2013 hubo la mayor concentración de toda España de accidentes, aunque sin víctimas. Fomento mantiene un estudio para construir un túnel bajo Puxeiros y en los Presupuestos de 2015 destina 6 millones a mejorar el trazado y seguridad. n
