EL MUSEO DE VIGO

El Quiñones sólo exhibe el 1% de su fondo arqueológico

Las estelas funerarias que dieron origen a la sala de Arqueología en sus inicios.
photo_camera Las estelas funerarias que dieron origen a la sala de Arqueología en sus inicios.

 El Museo tiene más de 50.000 piezas y estudia diferentes líneas para ampliar espacio 

 La sala de Arqueología del Museo Quiñones de León es una pequeña caja de sorpresas en la que el pasado abre una ventana por la que asoman los pueblos que habitaron la comarca de Vigo. Son más de 50.000 piezas las que conforman sus fondos y de las que sólo están expuestas 590, algo más del 1%. Una muestra en la que se recogen apenas la punta del iceberg y en la que se pueden conocer la importancia geoestratégica de la Ría en el comercio fenicio; el legado dejado por los romanos que integra uno de los sectores más importantes y abundantes de la sala, la época castrexa o la existencia de un túmulo con su correspondiente ajuar funerario en Atrios datado en la Edad de Bronce -el primero de estas características encontrado en Galicia- y que este mes viajó a Madrid para hacer parte de la exposición que conmemora los 150 años del Museo Nacional de Arqueología.
La falta de espacio es en la actualidad uno de los temas pendientes de esta sala creada en 1959 y una de las pocas que “sigue creciendo a un ritmo exponencial con la llegada de piezas de toda la comarca de Vigo”, explica José Ballesta. Por el momento, las dos líneas que se están analizando para la posible ampliación es “aumentar el área destinada a la Arqueología en el mismo pazo o hacer como se hizo con la colección de pintura gallega, que permitió crear un nuevo espacio museístico en la ciudad como es la pinacoteca Fernández del Riego”. 
Hasta entonces, los fondos que se pueden exponer son “los más significativos e importantes”, explica su director que está convencido que la solución "será la más adecuada, pero hay que esperar a que se analicen todos los factores".
Uno de los aspectos más importantes de la sala de Arqueología está, sin embargo, oculto a los ojos de la mayoría de los visitantes. Se trata del trabajo de investigación que se lleva a cabo para poder mantener, conservar y clasificar cada una de las piezas que integran sus fondos. Esta tarea comenzó a ser sistematizada en el 2006, año en el que además de mejorar e impermeabilizar la estancia se llevó a cabo una tarea esencial: catalogar e identificar todas las piezas expuestas.  “Los materiales no tienen ningún valor si no hay una investigación por detrás que permita contextualizarlos”, comenta el director del museo, para quien esta sala tiene una función “educativa muy importante. Presenta al público la historia más remota de Vigo y su entorno a través de objetos materiales”. Una tarea que tuvo en la muestra “Emporio” una ayuda inestimable al permitir exhibir unas 200 piezas “muchas de las cuales eran desconocidas y que ahora se recuperaron al estar ya catalogadas”. Algunas se incorporaron a la sala “permitiendo conocer una faceta hasta ese momento desconocida, como es el hecho de que Vigo era un centro poderosísimo de comercio marítimo en la época romana, y no un páramo como mantenían algunos”.  n

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