El fiscal pedía inicialmente hasta dos años de prisión y un alejamiento de la víctima de 4 años, pero el reconocimiento de los hechos le sirvió para una rebaja sustancial de la pena hasta quedarse en una multa de 1.080 euros.
Esa es la condena que aceptó Pablo Antonio G.C., con antecedentes penales por abusos sexuales, tras admitir que sometió a tocamientos a una usuaria del Vitrasa.
Los hechos tuvieron lugar sobre las 13,20 horas del 2 de diciembre del año pasado en el interior de un autobús de la línea C3, entre Travesía y Coia. El abusador, guiado por un ánimo libidinoso y para satisfacer sus instintos sexuales se colocó junto a una de las usuarias, realizándole tocamientos en la zona de las muslos. Luego, deslizó su mano hacia arriba hasta colocarla en la zona genital y tocar la vagina tras subirle el vestido que llevaba, hasta que la víctima, que no había sido capaz de reaccionar hasta ese momento, le apartó la mano.
Ayer, el acusado, de edad avanzada y con diversas afecciones que le llevaron al hospital, se trasladó hasta los juzgados de Vigo para acudir a la vista.
Finalmente, no tuvo lugar, porque su abogada logró un acuerdo con el fiscal, tras reconocer él mismo los hechos, mostrarse conforme con el relato de los mismos y de esa forma eludir prisión, su máxima preocupación, a pesar de haber cumplido en el pasado penas por delitos similares.
El acuerdo alcanzado tuvo además en cuenta las circunstancias económicas del abusador, que dijo cobrar una pensión, por lo que se impuso la pena mínima para este tipo de delitos, 18 meses a una cuota de dos euros al día, a la que hará frente en cómodos plazos.
En la vista de conformidad, que evitó la celebración del juicio, se le impuso (frente a los cuatro iniciales) un año de alejamiento y comunicación de la víctima, a la que según dijo, delante de la propia jueza, no conocía de nada.n
