ATAQUE INCENDIARIO

Las 24 horas en las que ardió Vigo

Los vecinos de Navia colaboraron para extinguir el fuego que llegó hasta la parroquia.
photo_camera Los vecinos de Navia colaboraron para extinguir el fuego que llegó hasta la parroquia.

Se cumple una semana de oleada de incendios que arrasaron 600 hectáreas y que dejaron tres muertos en su área metropolitana, mientras, la Policía está convencida de que son intencionados e investiga varios artefactos

 Hace siete días que las llamas envolvieron Vigo con una veintena de focos que rodearon la ciudad y que incluso entraron en la zona urbana. Todos ellos extinguidos ya a estas alturas, arrasaron en total 600 hectáreas. Valadares y Coruxo perdieron el 90% de su masa forestal, mientras que San Andrés de Comesaña y Matamá lo perdieron todo, salvo el parque de O Maruxento. La sequía arrastrada desde el verano, una excepcional temperatura de 31 grados en pleno 15 de octubre y los vientos fuertes ocasionados por la tormenta tropical "Ophelia" solo empeoraron la situación.
La alarma saltó a primera hora de la tarde con el incendio de Padróns, en Ponteareas, que avanzó hacia Redondela. Por otro lado, el foco iniciado en Vincios (Gondomar) avanzó hacia la parroquia de Valadares, que lanzó un SOS desesperado para parar las llamas. El foco de Gondomar estaba descontrolado y el viento, que llegaba cada vez más fuerte, avivaba y cambiaba la dirección de las llamas.
A las 16 horas, dada la situación de emergencia, la Policía Nacional activó un protocolo de defensa para los vecinos de Sobreira y Valadares. Ayudaron con el desalojo de decenas de vecinos, incluida una nonagenaria que resultó afectada por la inhalación de humos. La proximidad de las llamas a Beade también obligó al desalojo de los vecinos de A Garrida así como la residencia universitaria de Lagoas-Marcosende. Para todos los desalojados se abrieron tres hoteles (Bahía, Axis y Ciudad de Vigo) así como un pabellón. Cerca de 400 vigueses vivieron la jornada fuera de sus hogares.
Pero con el avance de la tade, las llamas llegaron a Fragoselo, en Coruxo, así como a Candeán, Matamá, Zamáns -que llegó hasta el campus universitario-, San Andrés de Comesaña y la parroquia de Castrelos. En todos estos focos actuaron los bomberos de Vigo del Parque de Teis.
El momento crítico llegó por la noche. Con el fuego avanzando sin control por las parroquias que rodean Vigo, las llamas llegaron a focos dispersos en la ciudad. En Navia, la avenida de Europa o Gran Vía se vivieron momentos de angustia entre los vecinos. Muchos de ellos realizaron cadenas humanas con cubos de agua o mangueras para colaborar en la extinción de los incendios. Según informó el Concello, los vigueses emplearon 8.674 metros cúbicos de agua -equivalente a mil camiones de bomberos- para apagar los incendios, un consumo un 12% superior al del mes de octubre del año anterior.
Por esta situación de excepcionalidad, varias factorías, con PSA a la cabeza, cancelaron el turno de noche por la imposibilidad de trabajar en las naves con el humo.
El avance de estos incendios obligó a cortar varias de las entradas a la ciudad. La circunvalación VG-20 quedo sin servicio a su entrada en Vincios. La PO-250 estuvo cortada entre Redondela y Pazos de Borbén. La AG-57 era innacesible desde Gondomar y en la A-52 se vivieron momentos de angustia entre A Cañiza y Ourense, con decenas de conductores atrapados en el túnel. Del mismo modo, la circulación entre Salvaterra y As Neces quedó interrumpida.
El balance de la noche del domingo dejó a un fallecido, Alberto C.S., de 70 años de edad, que cayó de una altura de 4 metros cuando intentaba avisar a una vecina de que se acercaban las llamas a su caso. Además, hubo 45 personas atendidas por los centros sanitarios, la mayoría por inhalación de humo. Respecto a los bienes materiales, una vivenda en Fragoselo resultó dañada, así como tres galpones.
Al amanecer el lunes quedaban dos focos importantes, uno en el monte Alba y otro en el Galiñeiro. En Alcabre, Coruxo, Zamáns, A Madroa, O Freixo, Fragoselo y Roteas eran de menor consideración. En la extinción de los incendios participaron 110 efectivos de la Policía Local, 80 bomberos, 40 efectivos de Protección Civil, 10 vehículos de bomberos y 10 algibes de FCC.
Los investigadores están convencidos de que todos los incendios son provocados y ahora analizan si son intencionados o hay detrás una trama criminal. Los agentes encontraron varios artefactos incendiarios. Uno consiste en seis globos de helio que llevaban enganchada una bengala doméstica, que una vez en el aire desprende escasa potencia calorífica. También se encontraron tres mechas de parafina, similar a una vela.

Una noche de bulos que alarmaron a los gallegos

En la noche del domingo también ardieron las redes sociales. Estas se llenaron de de bulos que se propagaron a gran velocidad, llegando a todas partes de Galicia. Entre algunos de los rumores que muchos vigueses recibieron esos días por la noche fue el de que el hospital Álvaro Cunqueiro iba a ser desalojado por la proximidad de las llamas a Beade, algo que nunca sucedió según confirmaron en varias ocasiones las fuentes sanitarias. También se corrió la voz de que a partir de las 12 de la madrugada se iba a cortar el suministro eléctrico y de agua. En esta línea delirante, otro de estos rumores aseguraba que sí había agua, pero que no podía ser consumida porque estaba contaminada por las cenizas de los incendios. Otros bulos fueron más preocupantes. En las redes se distribuyeron matrículas de coches y motos asegurando que sus ocupantes llevaban bidones de gasolina para quemar los montes. Algunos llegaron a ser increpados sin que en realidad estuviesen realizando ningún delito. La Policía Local encontró estos vehículos e interrogó a los ocupantes. En uno de los casos, estos portaban bidones de agua para colaborar en la extinción. En lo que sí alarmó la red fue en los focos urbanos. Algunos usuarios llegaron a afirmar que ardía el monte do Castro o el parque municipal de Castrelos, lugares a los que las llamas nunca llegaron.

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