PEDRO SANTAMARÍA Psicólogo del Hospital Vithas Fátima

“El enfermo de alzhéimer necesita comprensión social para evitar que se aísle y empeore”

Pedro Santamaría Gargamala, en el hospital Vithas Fátima.
photo_camera Pedro Santamaría Gargamala, en el hospital Vithas Fátima.

n n n Psicólogos como Pedro Santamaría defienden que el Alzhéimer necesita una mayor comprensión social para lograr que los pacientes se integren y sean más libres.

Lo explica con dos ejemplos. Una persona mayor que va al bar y juega la partida con sus amigos, pero el Alzhéimer le lleva a pedir una copa tras otra sin control. La familia explica la situación al dueño del bar y le pide que le sirva vino sin alcohol, pero este se niega porque “esto no es una guardería” y al final se tiene que quedar en casa. Otra familia sube a un enfermo de Alzhéimer a un taxi y pide que lo lleven a una dirección concreta donde lo esperan, pero cuando están a dos manzanas se baja porque “ya voy yo” y finalmente se pierde. Pedro Santamaría señala que no hay una culpa individual, sino de toda la sociedad, porque “no estamos informados, faltan programas educativos para que la gente se implique y proteja a estas personas”. 

¿Qué necesita un enfermo de Alzhéimer? ¿Qué pueden hacer por ellos los psicólogos?
Cuando hay un diagnóstico de Alzhéimer desde el punto de vista psicológico es necesario empezar a diseñar un plan de cuidado y de acción a medida que la enfermedad avanza. Es importante establecer unos hábitos saludables, de alimentación y deporte, pero también de estimulación cognitiva a una hora determinada, y es bueno luchar para que siga manteniendo su vida social. Para eso es necesario que desde su grupo de amigos estén pendientes para que no se desoriente en un momento dado y que no tenga una mala experiencia que lo retraiga de volver a hacer estas actividades. Es la única forma de ayudarle a tener su independencia. No se pueden entrenar en un nuevo aprendizaje a diferencia de otras patologías de salud mental, hay que trabajar desde el entorno.

¿Mejoran cuando socializan?
A nivel neurológico mantener una conversación con otras personas activa muchas partes del cerebro, la atención, memoria, lenguaje, planificación, función ejecutiva, respetar los turnos: potencia la actividad neuronal. Si el entorno es silencioso, de soledad, hay ciertas conexiones neuronales que no vuelven a activarse y la enfermedad avanzará mucho antes.

Hay quien piensa que como ya no conocen a nadie no sirve de nada darles cariño. ¿Qué opina?
El Alzhéimer tiene un avance cruel sobre la memoria y hace que se olvide el nombre de algunos familiares, pero está la memoria emocional, que prevalece hasta las últimas fases de la enfermedad. De este modo aunque no se recuerde el nombre de una hija, sí que al verle la cara o hablar con ella recuerdan que tienen un vinculo afectivo y emocional fuerte con esa persona. Muchas veces le llaman mamá en vez de hija porque saben que hay un vínculo fuerte y que no es una extraña. En el fondo siempre es mejor que hayan perdido el nombre y no la capacidad de recordar lo que nos quieren.

¿Hay suficientes dispositivos para atender a estas personas en los estadios iniciales de la enfermedad?
Nosotros estamos intentando crear esa primera red de apoyo y orientación a las personas que tienen un diagnóstico y no saben donde acudir. Se trata de orientarlas en este plano, crear hábitos, que puedan acudir a sitios donde reciban estimulación, porque todavía están naciendo los primeros centros de día que empiezan a trabajar en esta etapa inicial. Normalmente se mezclan tipologías, muy avanzadas y las leves, y  son muchas horas para los que están en fase leve. Queda mucho por hacer.

¿Qué red han creado?
Hemos creado un centro de día especializado en fase leve, se llama Net-Avó. El Alzhéimer está considerada como una epidemia por el número de personas a las que afecta y es necesario empezar a crear un nuevo concepto de atención y diversificar los dispositivos.

En cuanto al hospital, ¿cuáles son las principales consultas que atiende el psicólogo en relación con el Alzhéimer?
Normalmente tenemos dos vías, la propia persona que padece una demencia tipo Alzhéimer o la familia por la sobrecarga de cuidar a la persona afectada. El paciente suele venir derivado de Neurología, pero a veces también por un diagnóstico encubierto de depresión. La persona está apática, sin ganas de hacer nada y ya se empieza a vislumbrar que esas pérdidas de memoria ya no se deben a una depresión sino a un problema neurológico. Ahí se inician con el equipo de neurología una serie de pruebas para alcanzar un diagnóstico lo más certero y temprano posible. Las últimas investigaciones dicen que la enfermedad está dañando a la persona a partir de los 40 años. Desde psicología no hay posibilidad de saber que esa persona padece déficits hasta que acude a la consulta. Aún no hay esa cultura de pasar pruebas neuropsicológicas para ver el rendimiento que uno tiene en sus facultades, igual que se pasan para  el carné de conducir o se hace un chequeo físico. n
 

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