La circulación se ha reducido de forma drástica en los dos tramos abiertos desde 2005 de la circunvalación
nnn El Cinturón de Vigo, la VG-20, cumple mañana sábado diez años desde su apertura, que no inauguración, porque la mayor obra de infraestructura viaria de la historia local comenzó a funcionar sin siquiera una advertencia previa al Concello. Era 2005. Ese mismo año ya circularon 10.006 coches de intensidad media diaria (IMD) por la VG-20 en su tramo principal desde Navia hasta el alto de Valladares y su entronque con la autopista AG-57 Vigo-Baiona. En cuanto al otro tramo, desde Bouzas hasta Navia, que ya había sido abierto antes, pasa por el mismo fenómeno y también se ha situado en su nivel más bajo de utilización, pese a su integración en la red viaria.
Las previsiones que entonces manejaba el Ministerio de Fomento era un progresivo y rápido incremento del tráfico hasta una media de 30.000 vehículos al día. No fallaron: el tráfico fue creciendo con fuerza -en 2007 ya eran 25.323- hasta alcanzar un tope de 33.767 en 2009, fecha en que se certificaron más de 11 millones de movimientos por el Cinturón de Vigo en todo el año. Desde ese ejercicio, y ya han pasado cuatro completos certificados, se ha producido un progresivo hundimiento en las cifras de utilización de la VG-20. En 2010 el Ministerio de Fomento registraba una IMD 25.959 coches y en 2011 un ligero ascenso hasta 26.318. En 2012, caída brusca, para quedar la intensidad media diaria en 22.679 y por fin en 2013 el punto más bajo desde su apertura, con 21.944. En 2014, último año completo estudiado, la IMD mejoró sólo de forma muy ligera, con 22.508 conductores usuarios diarios del Cinturón entre Navia y la autopista del Val Miñor. Pero lo cierto es que el dato global, incluyendo el tramo Bouzas-Navia, es el peor de toda la serie histórica. En 2014, apenas 13.486 vehículos pasaron a diario por el cinturón interno abierto en 2001, que ha marcado su nivel más bajo desde la inauguración.
No hay una explicación sobre las causas reales del descenso diez años después más allá de la crisis -que ha afectado a todas las grandes vías, aunque hay una recuperación constatable- y la bajada de la producción industrial y de la carga de PSA. En cuanto a Bouzas-Navia se apunta como otra posibilidad la existencia de radares fijos calibrados a la salida del túnel, probablemente los que más multas suman anualmente en toda la red viguesa. n