Dieciséis intérpretes bailaron alrededor de la iglesia con la procesión del santo, y se despidieron por la tarde, ya sin implicación religiosa
Como cada 20 de enero, coincidiendo con la festividad de San Sebastián, Cangas celebró la primera cita con sus danzas ancestrales, declaradas de Interés Turístico Galego. Así, ayer, dieciséis intérpretes, diez hombres, cinco mujeres y un guía, bailaron alrededor de la iglesia parroquial de San Cibrán de Aldán.
Organizada por la Asociación Cultural de San Sebastián, los integrantes participan por afición, aunque originalmente eran vecinos ofrecidos al santo. Se desconoce su origen, aunque la primera documentación es del siglo XVII.
El ritual comienzó durante los oficios religiosos con las venias a San Sebastián y a la Cruz. Los danzantes se inclinaron seis veces ante las imágenes: tres de frente y tres de retirada. La Virgen del Carmen acompaña al Santo, arropado por una gran rama de limoneiro, y a la Cruz. El guía dirige en todo momento los movimientos del grupo, que baila siguiendo el sonido de la gaita y del tamboril y acompañados del ritmo que hacen sonar las castañolas de los galanes en el inicio de cada compás. Esta clásica danza finaliza con una muiñeira a modo de contradanza.
Atuendos únicos
Los galanes de Aldán visten de negro, con camisa blanca, corbata gris y sombrero negro. Llevan una banda cruzada con los colores de la bandera española, menos la del guía que es malva. Las damas llevan enaguas blancas con puntutillas y un mandil negro con azabache por encima, un mantón de Manila y muchos abalorios. Lo más llamativo es el sombrero de paja adornado por flores y que termina con cintas de colores que caen por detrás.
