Sociedad

Un motor para la dignidad

El pequeño Alistair, de 11 años y con parálisis cerebral, necesita urgentemente un motor para facilitar su traslado en silla de ruedas. Tras recoger miles de tapones, su familia aguarda a que la planta de reciclaje los recoja en camión.

La lotería de la vida no le dio un número ganador. Hablar de un niño de 11 años es pensar en una persona que lo tiene todo por conocer y disfrutar, pero Alistair, joven vecino de Taboadela, apenas puede hacer ambas cosas.
Con una parálisis cerebral que afecta sobre todo a su parte derecha, el mayor de tres hermanos es incapaz de hablar, tragar o caminar, por lo que se ve obligado a depender de la ayuda de otra persona y de una silla de ruedas que costea la Seguridad Social. No obstante, su traslado se vuelve incómodo para su familia, especialmente a la hora de subir cuestas, razón por la que ven necesario adquirir un motor para esta silla, algo que no financia el Estado y que asciende a los 1.000 ó 1.200 euros.
Para poder alcanzar esta cifra, la familia de Alistair ya ha desarrollado una campaña de recogida de tapones de plástico que, en mes y medio, les permitió reunir una buena cantidad de sacos industriales llenos, gracias a la solidaridad tanto de conocidos como de anónimos. "Estamos en contacto con una planta recicladora de Pontevedra, pero estamos esperando que nos envíen un camión para llevarse los sacos", comenta su madre, Marisol Ferrero, que lamenta que la empresa no localice a un transportista "a pesar de llamamos cada dos o tres días".
Mientras aguardan a que la planta recicladora dé el paso, la familia de Alistair tiene en mente más iniciativas solidarias que le permitan pagar los caros tratamientos de logopedia y fisioterapia que necesita el niño. Y es que cuidar de un enfermo de parálisis cerebral en casa supone un gasto más que importante.
"Tenemos un elevador que ya nos ha costado 6.000 euros, pero no podemos adaptar nuestro coche, ya que tendríamos que pagar entre 8.000 y 9.000 euros para ello", lamenta Marisol, explicando que por el momento "puede ir sentado en un sillín de niño normal, pero cuando crezca tendremos un problema". A esto se le añaden productos diarios como pañales o medicinas, de los que la Seguridad Social aporta un porcentaje, o las terapias para las que buscan la colaboración ciudadana.
Entre las campañas que planean los familiares y amigos del joven enfermo -aglutinadas todas ellas en la página de Facebook "Un motor para Alistair" y el teléfono 620 822 570-, destaca la futura puesta en marcha de un mercadillo solidario en Allariz. "Aceptamos cualquier tipo de donación: libros, revistas, cosas de casa, juguetes o incluso ropa", dice la madre de Alistair, que indica que ya cuenta con el "sí" del Concello alaricano y calcula celebrarlo "a finales de agosto o ya en septiembre". Además, dentro de los proyectos que les ofrece la gente, estudian organizar una noche de monólogos con la participación de un humorista, también en Allariz.
La solidaridad y la ayuda desinteresada de la gente han sido claves para ayudar a esta familia a continuar su lucha. Marisol, que también ha comenzado a vender los cuadros que realiza tras haber participado en un curso de pintura, agradece la atención de las familias de Kevin y Víctor, dos niños que también protagonizaron sendas campañas de recogida de tapones, "nos donaron varios sacos llenos". "Gracias a estas iniciativas estamos conociendo a muchas familias con niños con problemas similares que tratan de ayudarnos", señala la madre de Alistair, que también reconoce la ayuda de cafeterías, peluquerías o tiendas de comestibles repartidas por toda la provincia que se han prestado a colaborar con la causa de esta familia.
Lejos de bajar los brazos y resignarse, la familia de Alistair sigue firme su camino adelante para hacer lo más digna posible la vida del pequeño. La participación de toda la sociedad ourensana es vital para que el joven niño de Taboadela pueda seguir sonriendo. n

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