Qué gran futbolista si hubiera buen equipo.
El internacional turco dio ayer otro ejemplo del buen jugador que es, del nivel que tiene y de todo lo que puede aportar al grupo si éste llega a funcionar de manera regular en algún momento de la temporada.
Okay Yokusku es la viga maestra del Celta. A partir de su fortaleza física y futbolística, el equipo debería crecer. Porque él guarda la casa y, cuando hace falta, tira hacia adelante con poderío y con un valor extremadamente escaso en el conjunto celeste hoy por hoy: la autoconfianza.
Esa fe en sí mismo le permite arriesgar con criterio con el balón, ya sea metido entre centrales, como quiere Miguel Cardoso, ya varios metros más hacia delante, donde él parece sentirse más cómodo. Porque, aunque juegue muy lejos, siempre tiene en el horizonte el área rival, que también pisa con vocación de goleador en el balón parado o en sus incursiones desde el centro del campo.
Incluso cuando el partido ya estaba perdido, Okay echó el resto para intentar que el equipo no se cayese del todo. Su esfuerzo es merecedor de que disponga de otras oportunidades en las que brillar cuando el equipo también lo haga. El turco ha sido, sin duda, un acierto en el pasado mercado de verano.n
