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Drazic se busca a sí mismo

Dejan Drazic celebra el gol con el que abrió el marcador ayer en Barreiro en el primer minuto de juego.
photo_camera Dejan Drazic celebra el gol con el que abrió el marcador ayer en Barreiro en el primer minuto de juego.

El serbio siente que "lo mejor para mí" es el filial para "jugar y demostrar quién soy yo"

No es nada habitual que un jugador fichado para la primera plantilla y que militó en ella dos temporadas –aunque la segunda fuese cedido– baje un peldaño y pase a jugar con el filial. Pues tal es el camino realizado este verano por Dejan Drazic (Sombor, Serbia, 1995), una de esas apuestas por jóvenes perlas semidesconocidas de la dirección deportiva del Celta 
–firmó por cinco temporadas hace dos veranos–que trata de reencontrarse ahora a las órdenes de Rubén Albés en el segundo equipo y en Segunda B tras militar las últimas campañas en Primera y Segunda División.
El protagonista no se siente, en cualquier caso, degradado. Asume que ha cometido errores achacables a la juventud y ve en su estancia en el filial una oportunidad, sobre todo, de volver a jugar después de dos años sin apenas competición, primero en el Celta y después en su cesión en el Valladolid. Lo entiende como un primer paso hacia su resurrección porque, advierte, en absoluto ha renunciado a triunfar en el primer equipo.
Tras debutar ayer con el filial en partido oficial con un gol, Drazic analiza lo vivido este verano y la decisión final de quedarse en el Celta bajando una categoría. "Pienso que no es malo para mí. Que es una buena oportunidad para mí y es bueno para el equipo. Me centro en aprovecharla para subir al primer equipo", explica. Eso sí, prefiere no profundizar demasiado en la gestación de una idea que sorprendió, cuando se esperaba que el joven futbolista, con contrato hasta 2020, saliese cedido de nuevo o traspasado. "Vimos lo que era mejor para mí, donde puedo tener minutos. Quiero ayudar al equipo y, sobre todo, tener la oportunidad de jugar", reitera, ávido de minutos y de fútbol.
Por suerte para él, la recepción del vestuario del filial ha sido buena y se felicita de haber caído en gracia entre compañeros y cuerpo técnico. "Me siento bien. Estoy muy contento con mis compañeros y con el entrenador. Me tratan bien. Necesito aprovechar eso", comenta. Y sentencia a continuación, con total convencimiento: "Es el sitio ideal".
Echando la vista atrás a lo vivido en Vigo desde su llegada, reconoce haber cometido errores, pero recuerda su juventud. "Llegué aquí con 19 años y, como todos, he cometido errores. Mi primer año aquí... Ahora me encuentro bien y sólo quiero jugar al fútbol", afirma. Y, enseguida, reafirma su total convencimiento en haber elegido bien al jugar en el filial: "Éste es un buen camino para mí y si sigo así, creo que podré volver arriba y demostrar el jugador que soy".
Tras dos años sin apenas contar,  Drazic debe ser ahora un jugador fundamental en el filial. Y ese salto de minutos lo está notando. "Es un poco díficil para mí después de estos dos últimos años. Jugar varios partidos seguidos en la pretemporada, ahora el comienzo de Liga, y en una categoría que es difícil, de mucha pelea...", reconoce.
Su rostro, sudoroso tras el esfuerzo y por el calor reinante,  sólo se contrae cuando piensa en el pasado reciente. "Sin jugar lo pasé muy mal", narra. Pero enseguida muestra su predisposición a olvidar: "Ahora puedo demostrar quién soy yo y qué puedo ofrecer".
Tiene tanta determinación, que cuando se le pregunta si todavía se ve capacitado para triunfar en el primer equipo, responde contudente: "Claro".
Ayer, por lo pronto, anotó el primer gol de la temporada del Celta B, aunque tuvo que dejar el campo mareado a los 69 minutos. "Hubo un momento en que me mareé en la primera parte. En el descanso parecía que se me pasaba y que podía volver bien pero después de diez minutos me mareaba otra vez y no pude seguir", explica, achacando tal situación al calor.
En cualquier caso, reconoce que "no puede haber mejor manera de empezar que con un gol en el primer minuto del primer partido de Liga". Y en lo colectivo, valora que "llevamos seis semanas de trabajo y necesitamos seguir y seguir. Tenemos que ir partido a partido porque aún podemos mejorar muchas cosas".
Satisfecho también dejó su trabajo a su entrenador, Rubén Albés, quien no obstante no duda en señalar que espera mucho más de él. "Su voluntad es toda, pero hoy sólo mostró un poquito de lo que es. Ninguno debemos exponenciar una actuación  como la de hoy, que fue buena, porque su límite está mucho más arriba". Habla de nivel, no de primer equipo. Por ahora.n

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