ALMERíA 2-4 CELTA

El Celta es de clase media

Rafinha, ayer entre jugadores del Almería, con Charles (con máscara) a su lado, que marcó un gol a su exequipo.
photo_camera Rafinha, ayer entre jugadores del Almería, con Charles (con máscara) a su lado, que marcó un gol a su exequipo.

El equipo vigués asienta la permanencia con una contundente y valiente victoria ante un Almería muy inferior

Sin ser menester ceremonias de iniciación o de bautismo, más allá de un mero partido de fútbol, el Celta adquirió ayer el carnet del clase media de Primera División. Que da escasas ventajas más allá del prurito propio y que apenas garantiza un cierto respeto somero fuera de Vigo pero que significa que la actual temporada ha ido bien, que se han cumplido las expectativas y que se puede a pensar en el futuro. Porque la victoria en Almería, contundente y delimitadora –incluso en exceso– de la diferencia de clase existente hoy en día entre el Almería y el conjunto vigués, significa que la permanencia es un hecho al que sólo le falta el refrendo matemático, que llegará antes o después –podría ser ya el próximo lunes ante el Valladolid– ya sea por mérito propio o por demérito de los demás. Ocho puntos de renta sobre el descenso a falta de doce por jugarse garantizan un fin de curso relajado.
Se mire por donde se mire el partido de ayer, el resultado refleja una verdad innegable: el Celta es mejor equipo que el Almería. Lo cual no garantiza nada, pero facilita todo. Tal vez con esa creencia, el técnico celeste, Luis Enrique Martínez, planteó un partido abierto, con un centro del campo descarado: Álex López, Krohn-Dehli de pivote y Rafinha. En los diez primeros minutos la apuesta pudo salir mal, porque el conjunto local salió presuroso y Rodri dispuso de dos ocasiones, la segunda de ellas excelsa con un gran control y un casi perfecto remate. Casi porque el balón golpeó en el palo.
Estas dos acciones y una posible mano de Fontás en el área –de las que unos pitan y otros no– parecieron ejercer de mal augurio. Pero no. Porque el Celta se hizo con el balón y marcó diferencias con cada triangulación, con cada conducción, con cada cambio de juego, con casi cada uno contra uno. La supuesta presión del Almería se vino abajo sin necesidad de huracán, con una mera brisa futbolística, ligera pero consistente. Krohn, de oficio pivote, mostró el camino con un balón entre el central diestro y el lateral que Nolito –iluminado gaditano en esta recta final de competición– no supo aprovechar ante Esteban. Y un minuto después, un caño de Rafinha dentro del área almeriense –coto mal defendido y constante generador de opciones célticas– acabó con el balón de nuevo en pies de Nolito, que esta vez resolvió con tanta celeridad como acierto.
Fue uno y pudieron ser más. Álex López dispuso de un par de balones al borde del área que merecían mejor destino que los guantes de Esteban. El Almería no se enteraba y su técnico realizó el primer cambio –Jonathan por Soriano– para sacudir a los suyos. No le surtió efecto en juego, pero sí, por esas curiosidades futbolísticas, en el marcador: en dos acciones a balón parado mal defendidas por los célticos en el segundo palo, Tebar avisó primero con un balón manso y golpeó después con un centro al corazón del área que Rodri remató como pudo a gol. Todo lo construido se tambaleó.
Pero el Celta no se hizo arquitecto para realizar demoliciones. Y, tras el descanso, siguió construyendo. Cierto es que, de nuevo, con susto previo a cargo de Rodri, pero los celestes recuperaron la custodia del balón y, con ella, la del partido. A los tres minutos, avisaron con remate fuera de Nolito. A los seis, marcaron. Orellana –gran segunda mitad la del chileno– culebreó desde la izquierda, encontró a Nolito dentro del área –y en fuera de juego no señalado– y el gaditano halló a Charles para que el brasileño empujase a gol. Un tanto ilegal, bien es cierto, pero definidor de lo que estaba sucediendo.
El Almería buscó lo que no tiene en el banquillo con el anhelo de vencer a terquedad a la realidad.  No lo logró. Hugo Mallo encontró el desmarque de Orellana y éste el remate de Nolito a placer. Cinco minutos después, fue Rafinha el que acertó con el demarque del chileno, que esta vez resolvió solo. Ya no había partido. El Celta lo mató a base de goles y de nada sirvió el último del ex céltico Óscar Díaz para los locales. Todavía, de nuevo, hay clases.

UD Almería:
Esteban; Nelson, Trujillo, Marcos Tébar, Mané; Verza (Corona, m.57), Ramón Azeez; Suso (Óscar Díaz, m.65), Fernando Soriano (Jonathan Zongo, m.29), Aleix Vidal; y Rodri.
Celta:
Yoel; Hugo Mallo, Gustavo Cabral, Andreu Fontás, Jonny Castro; Álex López (Levy Madinda, m.46), Michael Krohn-Dehli, Rafael Alcántara 'Rafinha' (Íñigo López, m.76); Fabián Orellana, Charles Dias (Mario Bermejo, m.66) y Manuel Agudo 'Nolito'.
Goles:
0-1, min.18: Nolito; 1-1, min.39: Rodri; 1-2, min.51: Charles; 1-3, min.70: Nolito; 1-4, min.77: Orellana; 2-4, min.88: Óscar Díaz.
Árbitro:
César Muñiz Fernández (colegio asturiano). Amonestó a los locales Verza (m.11), Mané (m.41), Rodri (m.67), Marcos Tébar(m.73)  y a Óscar Díaz (m. 86).
Incidencias:
Partido de la trigésima cuarta jornada de Primera División disputado en el Estadio de los Juegos del Mediterráneo ante cerca de doce mil espectadores.

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