Celta

Bochornoso cierre a la gira

Imagen de uno de los enfrentamientos que protagonizaron ayer jugadores de Celta e Ingolstadt.
photo_camera Imagen de uno de los enfrentamientos que protagonizaron ayer jugadores de Celta e Ingolstadt.

El Celta cae ante el Ingolstadt en un pésimo partido que el árbitro suspendió en el minuto 83 tras varias tanganas

El Celta puso ayer punto final a su gira centroeuropea con una derrota ante el Ingolstadt, un recién ascendido a la Bundesliga alemana, tras un pésimo partido que fue suspendido en el minuto 83 después de varias tanganas entre los jugadores de uno y otro equipo. Resulta harto complicado rescatar una pincelada positiva de un encuentro feo por todos sus costados. Sólo el golazo con el que el local Gross decidió la contienda al cuarto de hora –una volea desde la frontal inalcanzable para Sergio– aportó belleza a un duelo áspero, con escaso fútbol y demasiados encontronazos. Tantos que el árbitro decidió acabar con el penoso espectáculo que se estaba viendo sobre el césped del Audi Sportpark tras el enésimo enfrentamiento entre los futbolistas de ambos equipos, que en este caso había acabado con una roja directa para Jonny. Por si fuera poco, Hugo Mallo tuvo que ser sustituido en la segunda parte tras sufrir un esguince de tobillo que congeló los ya de por sí fríos ánimos de los celestes. Hoy, el Celta vuelve a casa con un balance de una victoria (Greuther Fürth), un empate (Núremberg) y dos derrotas (Galatasaray e Ingolstadt) en su gira por Alemania y Austria.
La composición del doble pivote marcó el 4-2-3-1 dispuesto por Eduardo Berizzo. Augusto Fernández y Radoja, dos jugadores que en dicha ubicación siempre han desarrollado un rol defensivo, compartieron la manija del centro del campo celeste y el resultado fue una preocupante ausencia de creatitivad. El Celta fue incapaz de dominar el centro del campo y a partir de ahí perdió un partido que nunca supo encontrar. Ni siquiera en la segunda parte, cuando saltó al terreno de juego Wass, cuyo papel en este Celta como sustituto de Krohn-Dehli –e incluso del cedido Álex López– se antoja cada día más determinante.
El fútbol fue muy trabado desde el principio. El Ingolstad jugaba duro y el Celta no tardó en responder con la misma moneda. Los roces fueron continuos ya en el primer tiempo, como ya venía siendo costumbre en esta gira estival del Celta. La propuesta inicial de los bávaros no fue brillante pero sí mejor que la de los vigueses. Lucieron una defensa férrea, generaron un par de oportunidades de gol y al cuarto de hora se toparon con el 1-0, un auténtico golazo de Gross, quien enganchó una volea desde la frontal ante la que nada pudo hacer Sergio.
Al Celta le faltaban demasiados ingredientes. Velocidad en los últimos metros, creatividad en el centro del campo, capacidad de sorpresa de los laterales. Sólo conseguía crear cierto peligro cuando Iago Aspas –que ayer comenzó en la mediapunta, por detrás de Borja Iglesias– o Fabián Orellana se colaban entre líneas. Así llegaron las escasas oportunidades de los celestes en el primer tiempo, como un remate flojo de Borja tras pase de Aspas antes del 1-0 local o un remate de Bongonda que blocó  Ozcan antes de la media hora.
El Celta acabó la primera parte abusando de los balones largos, que apenas le ofrecieron rédito pese al esfuerzo de Iglesias, y la segunda parte comenzó con un solo cambio en las filas celestes: Hugo Mallo por Carles Planas.
La dinámica del partido apenas cambió y Berizzo tardó poco en introducir a Wass y Pablo Hernández en el centro del campo. Radoja y Borja Iglesias se fueron al banquillo y Aspas se situó en la punta del ataque. Pero tampoco era el día del danés, incapaz de mudar el rumbo de un partido cada vez más embarullado. El Ingolstadt estuvo cerca de marcar el segundo con otra volea desde la frontal poco antes de que se produjera la peor noticia del partido: la lesión de Hugo Mallo tras recibir una fuerte entrada, pegado a la línea de fondo, en una incursión en ataque. Los gestos de dolor del lateral resultaron alarmantes y sus compañeros pidieron de inmediato el cambio dirigiéndose al banquillo, pero tras la primera revisión del doctor García Cota el diagnóstico se quedó en un esguince de tobillo.
La lesión de Hugo no ayudó a calmar los ánimos. Los reproches se sucedían y las tanganas ya ganaban por goleada al fútbol cuando superado el minuto ochenta se produjo el último enfrentamiento entre jugadores de ambos equipos, en este caso con Jonny como protagonista por parte del Celta. El vigués vio la roja directa, pero el árbitro decidió de inmediato parar el encuentro, ante la incredulidad de los presentes. Cuando los jugadores ya enfilaban el túnel de vestuarios, un aficionado con la camiseta del Celta contribuyó a enrarecer más todavía el extraño epílogo del encuentro al saltar al terreno de juego. Un miembro de seguridad frenó su carrera de una manera un tanto abrupta y Vlado Gudelj y Antonio Chaves, delegado y director general del Celta, intercedieron para que el bochorno no fuera a más.

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