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La apuesta más arriesgada

Mouriño, junto a Mohamed el día de su presentación.
photo_camera Mouriño, junto a Mohamed el día de su presentación.

Mohamed es el décimo tercer técnico de Carlos Mouriño, que pasó de encadenar despidos a evitarlos al máximo

El entrenador número 13 de Carlos Mouriño como presidente del Celta es la apuesta más arriesgada, sólo superada por aquel sonoro impulso que llevó a la contratación de Hristo Stoichkov tras la destitución de Fernando Vázquez hace once años y medio. El fichaje de Antonio Mohamed el pasado mes de mayo sorprendió a propios y extraños, dado su desconocimiento de la Liga, su nula experiencia en Europa y su ausencia total de relación con el club. Una carta novedosa que hoy pasa por momentos de zozobra debido a los resultados.
En la elección del entrenador y en su posible destitución, como en prácticamente todo, el Celta es un club presidencialista. El consejo de administración es un órgano meramente consultivo, en ocasiones, y muchas veces ni eso. Mouriño y su mano derecha, el director general Antonio Chaves, serán los que decidan sobre el futuro de Mohamed.
El perfil del máximo accionista del club respecto a los entrenadores tiene dos fases muy diferenciadas: una primera en la que manejó hasta siete técnicos en apenas tres temporadas y una segunda en la que ha igualado ese mismo número de responsables en el banquillo en diez campañas, incluida la actual. La bisagra, como en tantas otras cosas, la marca Eusebio Sacristán, que tomó el equipo tras la destitución de Pepe Murcia en la jornada 27 del curso 08/09 y que no lo dejó hasta el final del siguiente.
Por lo tanto, la apuesta por la continuidad viene marcando los últimos ejercicios, sólo rota con la salida de Paco Herrera en la primera temporada tras el retorno a Primera, cuando se contrató a Abel Resino para mantener el equipo, algo que logró con fortuna en la última jornada. Desde aquel 18 de febrero de 2013, hace cinco años y ocho meses, el Celta no prescinde de un entrenador antes del final de una temporada. Sí no renovó primero a Abel Resino –por decisión propia–, después a Luis Enrique Martínez –por decisión del gijonés–, ni el pasado mayo a Juan Carlos Unzué –por decisión propia tras haber pactado "salidas" para un contrato inicial de dos años–. Por el medio, sí alargó el contrato de Eduardo Berizzo una campaña más, pero no llegó a un acuerdo con el argentino hace dos veranos para dar continuidad a una relación que se había demostrado fructífera para las dos partes, como después se ha confirmado.
Lo sucedido con Berizzo llevó al Celta a la apuesta por Mohamed. Pero con una diferencia de gran calado: que el primero de ellos ya había pasado por Vigo y por la Liga española como jugador y tenía ascendencia sobre algunos de los jugadores y, sobre todo, sobre la afición.  Un punto de partida que el actual técnico no tenía ni por asomo y que echa de menos.
Por el momento, el Celta no ha querido tomar una decisión drástica, pese a que en todos los estamentos del club hay serias dudas sobre la apuesta. Principalmente, porque no se está plasmando sobre el campo ya no los resultados, sino el estilo que se propugna desde la sede de Príncipe.
Hasta la fecha, Mohamed ha dirigido al equipo en nueve partidos. Los mismos que tenía Antonio López cuando fue destituido y cuatro más de los de Alejandro Menéndez, una solución de circunstancias para las cinco últimas jornadas de la campaña 2007/2008. Ambos, en todo caso, fueron parches: uno llegado de ser segundo de López Caro y el otro desde el filial. Los otros diez entrenadores que han pasado por las manos de Mouriño han dispuesto siempre de más oportunidades, sobre todo si arrancaban la temporada: Vázquez (29 jornadas), Murcia (26) y Herrera (24). El único que se sale de la norma es el ya mentado Stoichkov, que apenas aguantó 7 jornadas del curso 07/08 aunque ya había estado nueve en el anterior. La excentricidad no dio para más.
Para el director deportivo actual del Celta, Felipe Miñambres, Mohamed es su segundo entrenador tras Juan Carlos Unzué la pasada temporada, aunque en ambos se nota la mano de Mouriño. Con anterioridad, Miguel Torrecilla coincidió con Eusebio –lo encontró al llegar–, Paco Herrera, Abel Resino, Luis Enrique y Berizzo.n

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