PEDRO FERNÁNDEZ NÚÑEZ Empresario autor del libro “Maestro de Campobecerros”

“Está todavía por hacer el homenaje al maestro de escuela, tenemos una gran deuda con él”

Pedro Fernández, con el libro que acaba de publicar.
photo_camera Pedro Fernández, con el libro que acaba de publicar.

nnn Pedro Fernández fue profesor de Relaciones Laborales durante 30 años en la Universidad de Vigo. Actualmente es asesor fiscal y empresario. Acaba de publicar el libro “Maestro de Campobecerros” (Ediciones Cardeñoso), con portada de Antón Pulido y que dedicó a sus hijos, Pedro y Juan, (y a toda su generación) para  que “sepan como se vivía en tiempos de sus abuelos”.
¿Qué quiso transmitir?
Pretendí dibujar la España de nuestros padres y abuelos con sus limitaciones y miserias y no que levanta cabeza hasta los años 60. José, el protagonista, es un ejemplo de esfuerzo y superación. La época en la que vive, la posguerra, es una vida de miseria en cualquier  sitio de España. El libro supone también una buena lección de economía práctica. No es fácil salir adelante con siete hijos y darle a todos estudios superiores.

¿Se trata de reivindicar la figura del maestro de escuela?
Todos tenemos pendiente rendir un homenaje a aquel maestro de pueblo con la clase llena de alumnos de 5 a 14 años, al que le faltaban manos para enseñar a cada grupo desde a leer hasta artitmética y literatura, con mapas rotos que confundían a los niños y la enciclopedia de Álvarez que traía de todo. El homenaje al maestro de escuela está todavía por hacer en España que tiene una deuda con él.

¿Qué conexión tiene usted con los pueblos del libro?
Son pueblos que siguen ahí, que se apagan poco a poco y con escasos recursos económicos.  Viví en ellos una parte importante de mi vida porque tengo la suerte de ser hijo de maestro de pueblo, primero por Verín y luego por la zona de Carballiño. En los pueblos están los mejores recursos espirituales. Es un gran capital moral que hay que conservar en estas parroquias con sus fiestas patronales, la familia, el hogar, la vida sana del campo.

El libro retrata una época de penurias y de contrabando de tabaco y café. ¿Qué destacaría de la sociedad de aquel momento?
Termina una Guerra civil,  una guerra que hizo correr sangre por toda España, y luego  una Guerra Mundial. De manera que la gente vivía como podía. El estraperlo en esos años estaba a la orden del día sobre todo en las zonas fronterizas y era su modo de vida, como el caso de Verín, utilizando incluso ataúdes para el transporte. Ello contrastaba con lo bien que vivían los curas con tierras y más tierras en la época de una España agrícola, la principal fuente de recursos. Cantaban en los entierros y bien contentos, acompañando al muerto camino del cementerio con responsos a distintas tarifas. Incluso en la matanza se decía que un tercio del cerdo, “el tercio de los muertos” era para el cura, para que dijera responsos para sacar las ánimas de los familiares  cuanto antes del purgatorio. Ellos tenían su futuro asegurado. Ya se decía “en casa del abad comed y llevad” o “o cura onde canta, xanta”.

¿Cuando surgió su vocación de escritor?
Mi profesión es economista y me paso muchas horas haciendo cuentas y de eso vivo. Pero lo de escribir es una necesidad. Con las traducciones de textos latinos empecé a interesarme por la literatura, con el ejercicio que supone buscar la palabra adecuada entre los muchos sinónimos existentes. Mi primer libro lo publicó la Diputación de Pontevedra, “Galicia, viaxe ao pasado”, y en él  cuento de forma muy sencilla la vida de la sociedad gallega a lo largo de siglos y siglos. n
 

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