METEOROLOGÍA
Una masa de aire frío y nevadas reciben el invierno
vigo
Los vigueses volvieron ayer, sábado, a tomar las cafeterías y restaurantes el segundo día después del levantamiento de las restricciones de la Xunta sobre la hostelería. Aunque con el aforo reducido (el 50% de la capacidad en terraza y el 30% en el interior) y con el horario limitado hasta las 18 horas, los establecimientos que elevaron la persiana (fueron mayoría en el centro de la ciudad) llenaron sus mesas desde media mañana y dentro de los límites marcados por la normativa. Incluso hubo problemas para encontrar mesa, ya que los restaurantes estaban completos, con reservas realizadas por sus clientes con bastante antelación ante la previsión de apertura .
El día anterior se habían vivido ciertos momentos de exceso de aforo, en lugares como el Casco Vello, y se vieron locales donde ni se mostraba el código QR que exige la Xunta ni figuraban precintadas las mesas que estaban excluidas del límite permitido, todo ello, ante una Policía que se vio desbordada por las llamadas de ciudadanos para alertar de esta situación. Imágenes como esas hicieron que este sábado la Consellería de Sanidade alertase de que “comportamientos irresponsables” en la hostelería pueden llevar de nuevo a su cierre en un futuro inmediato para impedir una cuarta ola de contagios de Covid-19.
El propio conselleiro, Julio García Comesaña, en declaraciones difundidas a los medios, avisó de que una “cantidad muy considerable” de establecimientos hosteleros “no abrió con las condiciones fijadas” por lo que están “poniendo en riesgo a todos”. “Los que incumplen se juegan el cierre futuro de sus locales, pero también de los que están cumpliendo las normas”, recordó. Además, llamó a las fuerzas y cuerpos de seguridad a ser “inflexibles” y a “redoblar esfuerzos”.
Entre los hosteleros vigueses, la ilusión por volver a la actividad se mezclaba ayer con el desconcierto. “Aún estamos esperando directrices de cómo funciona el código QR. La situación es difícil, porque al no haber cenas habrá trabajadores que tendrán que ir a ERTE y hasta ahora no se han recibido ayudas. Pero esperamos seguir con responsabilidad”, comentaba Poldo Celar, propietario de El Eligio.
Igual de crítico con la implantación del código QR, que será obligatorio a partir del 5 de marzo, se mostraban en A Fonda do Sopapo. “No es útil y falta información real sobre su funcionamiento”, indicaba el hostelero César Fernández.
No lo ven así en el restaurante Chavolas. “A nosotros el código QR nos lo dio la Xunta al estar inscritos en Turismo. Si se hacen las cosas bien no tiene por qué haber problemas”.
Los clientes, por su parte, apelaban el sábado también a la responsabilidad. “Si cerró la hostelería y bajaron los casos de contagios, alguna relación tiene que haber”, comentaban Jose, Rebeca, Ana y María, que volvían a verse de nuevo por primera vez en meses.
Polo Celar, de El Eligio.
“Es complicado trabajar así, pero los clientes estaban deseando volver y todos debemos ser responsables”
Elena, Pilar y Bea.
“Es la primera vez que nos vemos en dos meses y ya teníamos ganas de reencontrarnos. las nuevas medidas nos obligarán a tener un horario más europeo”
Luis Gómez, de Chavolas.
“Estamos trabajando muy bien. Tenemos todo reservado. Los clientes tenían ganas de volver”
María, Lola y Sandra.
“No nos vemos desde el cumpleaños de Sandra, en enero. Esperamos encontrar un sitio para comer y después hacer una excursión, siempre al aire libre”
José, Rebeca, Ana y María.
“Llas limitaciones y otras medidas son necesarias. Confiemos en que no volvamos para atrás. Si vuelven a cerrar, la culpa será nuestra. Hay que ser responsables”
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