Vigo, aún con “islas” internas

Promotoras potentes o la iniciativa pública, las dos únicas formas para terminar con espacios que se resisten a su urbanización en el centro urbano

La desaparecida fuente luminosa de la plaza de España.
La desaparecida fuente luminosa de la plaza de España.

Hace ahora 10 años, este diario publicaba un reportaje titulado “Las nueve islas dentro de Vigo”, en referencia a otros tantos ámbitos que se habían quedado descolgados del resto de la ciudad. Entre ellos se encuentran A Seara o Castro Castriño. Una década después, poco a cambiado, aunque hubo algún avance. El nuevo Plan General, que entrará en vigor en un mes, abre la puerta a acabar con una irregularidad que se prolonga desde hace décadas y a completar partes de la ciudad que se quedaron descolgadas del resto. No va a ser fácil: coinciden los promotores de Aproin que este tipo de actuaciones solo se pueden desarrollar o con la iniciativa pública (como va a hacer la Xunta en el Parque Ofimático, otra “isla”) o con una empresa potente con músculo financiero.

El más notable es Barrio do Cura, que tras casi 20 años, Gestilar inició la operación para abrir la calle Torrecedeira, ampliar el Paseo de Alfonso XII y su mirador y ganar 5.000 metros cuadrados de zonas verdes y públicas, además de unas 400 viviendas. El proceso ha sido extremadamente lento pero ya resulta visible: en dos años, Barrio do Cura será una parte del entramado urbano, “pegando” Torrecedeira con Porta do Sol y uniendo O Berbés con el Paseo de Alfonso. Las obras están centradas en la construcción del edificio Ardora, que contará con 107 viviendas, algunas de ellas de protección oficial. Este es el primero de la urbanización, con precios que parten de los 365.000 euros. El compromiso de entrega de los pisos se sitúa ahora en junio del año 2028. Incorporará la fachada neogótica de la iglesia del antiguo asilo. También se desmontaron las viviendas de pescadores en la zona de Poboadores y el lavadero de A Barroca con el compromiso de que vuelvan una vez concluida la urbanización. El presupuesto para la ejecución de estas obras se mantiene en 33,56 millones de euros, sin cambios respecto al proyecto inicial. Y queda, como guinda, el túnel desde Sol hasta Torrecedeira, todavía por perforar en su tramo final.

También hay opciones de que se pueda desarrollar Castro Castriño, un extenso ámbito entre Tomás Alonso y Coia de miles de metros y con grandes posibilidades. Hay un plan recientemente aprobado para trazar viales, primer paso para ordenar el entorno.

En A Seara continúa habiendo campos de patatas y hasta hace bien poco había ovejas. En A Seara el nuevo Plan prevé urbanizar 54.000 metros cuadrados y levantar 400 viviendas. Quedan menos de 50 vecinos. Es una auténtica aldea en el medio de la ciudad, rodeada por calles como Tomás Alonso, Coruña o López Mora. 

Lo mismo pasa en San Roque, donde la urbanización prevista se quedó a medias y ahora la zona es un núcleo rodeado de ciudad por todas partes, con Pizarro por un lado, O Calvario por otro y el Couto San Honorato por la otra. Algunas de las edificaciones fueron demolidas, pero en general el ámbito está muy lejos de las perspectivas de los vecinos. Como en el caso de A Seara, les toca esperar tras el fracaso de la inmobiliaria que hace diez años adquirió buena parte de las viviendas para el desarrollo, según reconocía una vecina, habitual portavoz de los afectados del denominado Barrio de Ribadavia, la parte posterior de San Roque.

Mucho más compleja es la situación en otra zona donde todavía hay quien cultiva maíz y patatas entre bloques de viviendas a un lado y otro, en dos zonas destinadas a tener edificación densa, denominadas Carballa y Espedrigada, entre Florida y Balaídos. Los conflictos entre vecinos han convertido en una misión imposible su puesta en marcha, que contrasta con la ordenación del resto de las calles del entorno. En el primer caso, se trata de un área de expansión que permite 125.729 metros de edificación en varios sólidos, así como otras dotaciones, algo similar a la vecina Espedrigada, donde pasa algo parecido y solo el desembarco de una promotora potente podría resolver el conflicto. Es una situación en parte similar a la amplia zona situada entre las calles Aragón y Travesía, donde los planes han trazado calles y edificios. Pero a día de hoy, la vida sigue como ayer para buena parte de sus vecinos, donde abundan los urbanitas que mantienen sus cultivos mientras el centro de Vigo se echa encima.

Una auténtica jungla urbana en la parcela de la plaza de España por urbanizar desde hace décadas.
Una auténtica jungla urbana en la parcela de la plaza de España por urbanizar desde hace décadas.

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