Cinco torres que custodiaron Vigo

“Hay conocimiento de varias torres medievales que servían de defensa de la comarca viguesa; ninguna queda en pie, tan solo se conservan en la tradición popular, sendos pazos y algunas piedras amontonadas como testigo de su existencia”. Venancio R. Riobo publicó este año “Guía Templaria de Vigo”, a la venta en Amazon, en la que realiza una reinpretación de los vestigios medievales que se conservan en la ciudad, usando de referente elementos similares documentados en núcleos templarios como la localidad portuguesa de Tomar.

Basándose en la presencia del topónimo Torre o Camino, deduce la existencia de enclaves al norte del término municipal y en la zona de Coruxo. Con todo, recoge la ubicación de cinco torres de las que sí se conservan referencias. “Tan solo la Torre Lavandeira se relaciona directamente con los templarios”, apunta.

Torre Lavandeira se levantaba en Castrelos, donde ahora se encuentra el pazo de Quiñones de León, en la que Riobo sitúa la entrada estratégica a Coia. “Probablemente formaba parte de un corredor seguro para los peregrinos del Camino portugués; solían tener también la función de cárceles y almacenes de armas”.

En el otro margen del río Lagares, en la parroquia de O Frexixeiro estaba otra fortaleza que más tarde fue vinculada con Pedro Madruga, la Torre Busteu. En su lugar se construyó el pazo da Pastora, hoy una vivienda de propiedad privada.

Hacia el Este, en la actual parroquia de Candeán se encuentran los restos del tercer enclave, la Torre dos Mouros, construida sobre un castro. Totalmente abandonada, solo quedan algunas piedras de lo que debió ser una estructura rectangular. “La tradición local dice que en el interior había un pasadizo que llevaba al río Cristovo”, afirma Riobo.

En el centro de la ciudad, en lo alto del Casco Vello defendía a la población la Torre do Penso, que fue derrumbada por Pedro Madruga durante su enfrentamiento con los Irmandiños. Hay distintas opiniones acerca de su ubicación concreta, entre los que la sitúan en lo alto de O Castro, donde ahora se levanta una fortaleza del siglo XVI, o en el lugar que ocupa el Concello y los restos del castillo de San Sebastián, donde a comienzos del XIX estalló un polvorín. Quedó constancia de la reutilización de las piedras de O Penso en la construcción de la Casa de Pazos y Figueroa, en el siglo XV por el matrimonio Diego Pazos de Probén y María Alfonso Pazos Figueroa.

El último enclave militar medieval del que se tiene conocimiento en el entorno de Vigo es la Torre Padín. Situada en el promontorio de Teis sobre un poblado celta, poseyó un recinto amurallado con foso y una torre que vigilaba la costa y el Camino de Santiago en la salida Norte. El autor de la Guía reconoce aquí otro vestigio del Temple, “como se sabe gracias a las donaciones de los bienes de Suero Yáñez, formaba parte de la jurisdicción templaria”.

El periodo medieval es el menos conocido de la historia de Vigo. A través de la “Guía Templaria de Vigo”, de Venancio R. Riobo se plantea una reintrepetación que cubre las lagunas existentes, que las vincula a la caída en desgracia de los caballeros del Temple.n