Los atracadores del banco de Candeán a sus víctimas: "No nos miréis a la cara"

Una de las cinco personas maniatadas por dos atracadores en un banco relata cómo "nos pusieron una pistola y nos dijeron que venían a lo que venían, que no les miráramos a la cara"

Publicado: 01 nov 2022 - 01:06 Actualizado: 01 nov 2022 - 11:45

El atraco se produjo el viernes en una oficina de la avenida del Aeropuerto.
El atraco se produjo el viernes en una oficina de la avenida del Aeropuerto.

Pasaban pocos minutos de la dos de la tarde cuando un individuo entró en la sucursal bancaria del número 377 de la avenida del Aeropuerto. Dentro, estaban el director de la oficina, el subdirector, la cajera y una clienta. El hombre llevaba un gorro de lluvia y esgrimía una pistola. “Nos amenazó con el arma y dijo que levantáramos las manos y dejáramos los móviles”, relata a este periódico una de las víctimas que prefiere mantener su identidad en el anonimato. Todavía con el miedo en el cuerpo, “fueron veinte minutos de pesadilla, era como una película", recuerda cómo un segundo atracador se quedó fuera pero “entró poco después con un cliente que estaba en el cajero y al que amenazó con un cuchillo”.

Los atracadores hablaron solo lo imprescindible, “nos dijeron que venían a lo que venían, que estuviéramos tranquilos que no nos iban a hacer daño” y añadieron “es lo que hay”, mientras que les pedían que “no les miráramos a la cara y eso que llevaban una especie de media y un gorro”. Todos obedecieron las órdenes, “no se les veía agresivos, pero tenían armas. Al fin y al cabo el dinero es solo dinero y la vida es más importante, no nos la jugamos e hicimos lo que nos pidieron”. Así, los dos individuos les ataron las manos y los pies con bridas, “a uno incluso le temblaban las manos” y les condujeron hasta una sala de archivo interior, donde estaba la caja fuerte. Allí tuvieron que esperar, juntos y atados, unos veinte minutos a que se abriera la caja, “se hicieron eternos”-dice-. Después, cogieron el dinero, unos 160.000 euros según la cifra estimada aportada inicialmente, y se marcharon. “Nos dijeron que esperáramos otros veinte minutos después de que se fueran, pero en cuanto escuchamos que salían y que ya no había ruido comenzamos a desatarnos”. Fue uno de los rehenes, con más fuerza, quien consiguió romper las bridas de las manos y con un cuchillo pequeño que había en la estancia cortaron las ataduras y dieron aviso a la Policía.

“Yo solo pensaba cuando estaba allí dentro, ¿pero no llamará o entrará alguien?” explica mientras reconoce que “ahora siempre voy mirando hacia atrás, estoy bien pero pasé miedo, nunca me vi en una situación así”. Sobre cómo se marcharon los asaltantes, “no lo sé, ni siquiera sé cómo llegaron”.

Los cinco rehenes pudieron recuperar sus teléfonos, pero tuvieron que buscarlos. “Los escondieron debajo de unas botellas, para que tardáramos en encontrarlos. De los móviles solo estaban preocupados por si alguno era un iphone porque decían que se puede rastrear".

Durante el tiempo en el que los dos individuos estuvieron en la sucursal, no hubo ningún incidente, “aunque ellos no parecían violentos y nosotros estábamos nerviosos pero quietos, al llevar armas uno no sabe qué es lo que te pueden hacer o cómo pueden reaccionar, está claro que iban a por el dinero y a marcharse de allí lo más rápido posible”.

Ambos iban vestidos con ropa de trabajo, pantalones naranjas y chalecos amarillos reflectantes, cara tapada y gafas de sol además del gorro. La Policía Nacional sigue con la investigación sin que al cierre de esta edición se hubieran producido detenciones, confirmaron fuentes policiales.

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