Mateo González: “El ritual del cónclave ayuda a evitar presiones”

Salesiano vigués autor de un libro sobre los cónclaves

Mateo González, en su encuentro con el Papa Francisco.
Mateo González, en su encuentro con el Papa Francisco.

“¿En qué elección mundial reina el silencio absoluto?” “¿Qué reunión arranca con el golpe de un martillo de plata sobre la cabeza de un cadáver ilustre?” Son preguntas que despeja el sacerdote salesiano, filósofo y periodista Mateo González Alonso en su libro “Eso no estaba en mi libro de historia de los cónclaves” (editorial Almuzara), en el que combina historia, crónica y singularidades sobre el proceso de sucesión pontificia y el ritual que se mantiene intacto desde el siglo XIII. Es colaborador de la revista Vida Nueva y estos días lo llaman de distintos medios de comunicación para opinar sobre el Cónclave. Mateo González tiene su destino en Vigo, donde ejerce como profesor del colegio Salesianos desde 2023, es director del Centro Xuvenil Abertal y es también vicario parroquial. Del cónclave destaca que “detrás de cada gesto y de cada rito hay un intento por preservar la independencia de los cardenales y por crear un ambiente que no es de campaña electoral, sino de oración y celebración”. A diferencia de las campañas electorales al uso, aquí “muchos de los elegidos lo fueron después de un proceso de convencerle los demás”.

¿Qué le llevó a escribir este libro?

El libro ya se estaba barajando, fue un encargo de la editorial Almuzara. Es verdad que hubo que darse un poquito de prisa desde el ingreso y el fallecimiento de Francisco, que nos ha pillado un poco inesperadamente porque no lo esperábamos tan inmediato.

¿Le interesaba personalmente la historia de los cónclaves?

Además de ser salesiano soy periodista y colaboro con una revista, para la página web fui incluso corresponsal un año en el Vaticano y también he estado transmitiendo las celebraciones de Navidad y Semana Santa. He escrito mucho en estos años. En la revista tengo un blog y al dar clase de religión de la ESO esto también suscita interés. Por ahí viene un poco que me llamasen a mí en concreto para escribir este libro.

¿Qué cuenta el libro?

Con la excusa de presentar una explicación paso por paso, quiénes son y cómo sucede, ir tratando de entender recurriendo a la historia y a muchas anécdotas que explican por qué se hace así, desde el motivo por el que están encerrados, por qué las mayorías o por qué hay tres urnas por ejemplo.

¿Cómo se mantuvo un ritual tan antiguo?

Es verdad que el ritual tiene muchos elementos, que es muy antiguo y que hubo que adaptar al siglo XXI. Lo que a mí me ha llamado más la atención todo lo que se trabaja para colocar los inhibidores, los sistemas contra el espionaje, todas esas cosas que también cuento en el libro junto a las referencias históricas. Y luego lo más difícil de explicar, y yo le dedico un capítulo, es cómo resistir a las presiones externas de todos estos días, de cómo pueden ser independientes o si hay luchas de poder.

¿Hay una parte más conservadora enfrentada a otra más progresista?

Lo veo mucho más fragmentado, especialmente en siglo XXI. Mientras se polariza más el mundo, esto se amplifica porque hay más gente de muchas más sensibilidades y de muchos más países, con historias personales muy diversas, no son tan homogéneas como en el pasado.

¿Ha cambiado la forma de tratar de influir en la decisión?

Ha cambiado. En el pasado la influencia era de los gobernantes. Hoy en día los gobernantes, al menos en nuestro contexto, no van a ir a presionar o a vetar a un candidato, pero sí hay unos grupos de gente que invierten sus esfuerzos y su dinero por crear, alzar o destruir candidatos posibles.

¿Se refiere a grupos de presión dentro de la Iglesia?

Sí, dentro de la Iglesia. Puede haber grupos más tradicionalistas con determinadas sensibilidades en economía o en otras cuestiones que no les gusta tanto el discurso y se empeñan en que salga alguien más afín a su ideología, a su pensamiento. El reto es lograr la independencia en la elección.

¿Con estos ingredientes, cree que se podrá conseguir la elección en solo un día?

Creo que muchas de las normas que se han ido creando es precisamente por esto, para establecer un ambiente en el que al máximo cada elector sea consciente de su responsabilidad y lo pueda vivir con serenidad. Es difícil.

¿Si los cardenales no se conocen mucho entre ellos, cómo se puede elegir con acierto?

Fue decisivo lo de estas semanas y lo que sí se ha establecido un poco para el futuro es que ellos participen más en las reuniones del día a día de los distintos departamentos a los que se les va asociando. Eso se ha garantizado, aunque había algunas reuniones ahora es más sistemático, es una norma reciente. Empieza a haber incluso más encuentros, no solo los que se celebran cada dos años de forma presencial, sino que también hay otras por videoconferencia o por otros sistemas.

¿Tiene favorito?

Hay muchos, me da un poco de pena que estemos condicionados por lo que dice la prensa italiana. Ellos ponen el foco en su horizonte y el mundo es mucho mas amplio. Me daría pena que justo en el Cónclave más universal, con gente de todo el mundo, salga un italiano. He podido repasar las biografías de todos estos días y lo que veo es que hay muchas historias muy interesantes, pero claro nadie ha sido probado en lo que tendría que hacer. Uno por mucho que haya funcionado muy bien en una diócesis, no es lo mismo que llevar la Iglesia entera.

¿Podría aventurar de qué continente será?

A mí me parecería interesante que surgiese alguien de Asia o que continuásemos con América Latina. África es un poquito más difícil por la trayectoria de los candidatos más fuertes que hay. Hay brasileños interesantes, de EEUU o de Asia hay un filipino (no el que dice todo el mundo), hay varios.

¿Hubo algún Papa salesiano?

No lo hubo.

¿Hay salesianos en el Cónclave?

Hay cinco, con personajes interesantes como el obispo de Myanmar, que ha sufrido lo indecible y ha contribuido mucho al proceso de paz que aún no se ha conseguido. Hay otro que ha sido superior de los Salesianos y que ha visitado 150 países. Está el obispo en Rabat, que es andaluz y ha vivido en Barcelona pero tiene nacionalidad boliviana y paraguaya.

¿Se mantendrá el legado de Francisco?

Hay cosas que han empezado y no tienen marcha atrás. El próximo Papa tiene derecho a tener sus sensibilidades y a hacer sus apuestas por lo que ha visto estos días y por cómo está el mundo. Creo que el legado de Francisco pesará mucho.

¿Qué destaca de ese legado?

Sobre todo el trabajo interno, los procesos de reforma estructural que ha empezado y cómo lo ha hecho, desde la cercanía, la sencillez y pidiendo perdón muchas veces.

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