Una jura civil entre fragatas

La bandera española tal y como se la conoce cumplirá el próximo miércoles 28 de mayo 248 años. Así lo hizo saber el almirante jefe del Arsenal de Ferrol, Gonzalo Villar, ayer en el acto de jura de bandera civil celebrado en el Muelle de Trasatlánticos del Puerto de Vigo.

Cerca de un centenar de personas –todas ellas anotadas con anterioridad– realizaron el juramento o promesa en un evento que comenzó con la interpretación, por parte de los propios marines de las fragatas “Blas de Lezo” y “Cantabria”, que se encuentran atracadas en el puerto vigués, del himno de España.

Con una puntualidad militar y un cuidadísimo protocolo, la jura comenzó a mediodía bajo un sol de justicia que provocó algún que otro susto en forma de golpe de calor. Tras un breve discurso a las tropas allí presentes y la pronunciación del juramento por parte del almirante jefe, los cerca de cien civiles comenzaron a pasar, uno por uno, frente a la bandera. Algunos –los más veteranos–, recordaban sus tiempos en la ‘mili’ o sirviendo en el ejército y se acercaban a la enseña marchando al ritmo de la banda militar, que amenizaba la velada con una de sus marchas. Entre las personalidades más conocidas que participaron en esta jura estaban el expresidente de la Autoridad Portuaria de Vigo (APV) y actual alcalde de Baiona, Jesús Vázquez Almuíña; el actual presidente de la APV, Carlos Botana; el exconcejal del PP Alfonso Marnotes; el expresidente del Náutico José Antonio Portela; el presidente de la cooperativa de armadores de Vigo (ARVI), Javier Touza; o el presidente de Marinetea, Carlos Pérez.

Las muestras de respeto a la ‘rojigualda’ eran variadas. Desde reverencias y saludos militares hasta el clásico beso para los menos escrupulosos, todos los asistentes tuvieron algún gesto ante la bandera para sellar el juramento que acababan de pronunciar. Una vez terminada la jura, los militares dejaron hacer este mismo ritual a aproximadamente otro centenar de personas que esperaba fuera.

El almirante jefe del Arsenal de Ferrol se dirigió a la ciudad de Vigo en su discurso final, señalando que, pese al cierre de la ETEA, todavía está muy unida a la Armada. Tras esto, se realizó un homenaje a los caídos como colofón final.