Los jugadores cambiaron las tragaperras por las apuestas

Las asociaciones de jugadores de azar, que tratan a personas con estas adicciones, se felicitaron ayer por la entrada en vigor del real decreto de comunicaciones comerciales de las actividades de juego impulsado por el Ministerio de Consumo, en concreto el apartado que señala que el juego online solo podrá emitirse entre la una y las cinco de la madrugada (ya no se verán en la tele o se escucharán en la radio anuncios de apuestas fuera de este horario) y que da por concluidos los patrocinios deportivo que tuvieran como fondo a un operador del juego.

Juan Lamas es el director de la Asociación Gallega de Jugadores de Azar (Agaja), una entidad viguesa con sede en la Avenida Gregorio Espino 38, y es además director técnico de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados. Explica que a partir de ahora y por primera vez la publicidad del juego estará controlada por la Administración y se pondrá coto a “la proliferación de anuncios, promociones y al uso de personajes famosos para favorecer la penetración del juego, sonbre todo online, y supone por tanto una protección para los sectores más vulnerables de la población, en especial los adolescentes y los jóvenes”.

Las asociaciones venían reclamando esta regulación desde el año 2012 porque estos anuncios y promociones favorecían que los jóvenes acudieran al juego a una edad más temprano y que no tuvieran conciencia del peligro.

Estrellas como Rafa Nadal o Cristiano Ronaldo y otros personajes famosos del mundo deportivo o de la televisión participaban en estas promociones. “Muchos de estos personajes eran modelos de futuro para jóvenes y adolescentes. Esto empezó a tener repercusión en nuestros centros porque la edad de inicio en el juego era cada vez menor. Pasamos de tener un varón de 45 años como jugador de tragaperras como perfil medio a un varón de 24 o 25 años que se dedica al juego online o de apuestas deportivas”, afirma Juan Lamas. Añade que los mayores saben que tienen una enfermedad, mientras que “los adolescentes se creen que es un catarro o una moda pasajera y que no van a tener ningún problema. Tenemos casos de universitarios que gastaron todos sus ahorros y que ya pidieron tres o cuatro microcréditos. A lo mejor no es tanto dinero como en el de 45 años, pero en todos los casos hay una destrucción de la economía y de las relaciones familiares”.