La devoción al Cristo venció al calor
Miles de fieles acudieron a la cita del primer domingo de agosto y procesionaron por el centro que superó los 35º
Las altas temperaturas invitaban a dejar el asfalto por la playa o por algún parque con sombra, sin embargo, fueron miles los devotos que ayer acudieron a la cita con el Cristo da Victoria. Cuando la talla asomó por la puerta de la Concatedral, el sol aún calentaba en un día que se alcanzó la máxima del año, con más de 35 grados. Un sacrificio en que el abanico fue el mejor aliado.
Desfilar por la rúa Real resultó complicado, como cada año por la estrechez del paso. De los balcones cayeron lluvias de pétalos conforme descendía hacia O Berbés. Allí esperaba un buen número de devotos, que con vela en mano, se incorporaron a la procesión delante de la imagen, como manda la tradición. El carro, tirado por los 16 costaleros por fuera y cuatro por dentro, fue dirigido por el cofrade carrero, Carlos Borrás. Acudieron autoridades civiles con el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda al frente de los representantes del Partido Popular y por su lado, el alcalde Abel Caballero con los del PSOE, rompiendo el protocolo de caminar juntos. Se sumaron Carlos Botana, presidente del Puerto; Luis López, presidente de la Diputación y el delegado de Zona Franca, David Regades. También asistieron diputados, senadores y concejales. La edil presente más joven, Patricia Iglesias, fue la encargada de portar el pendón municipal. También marcharon altos cargos militares. El periodista Fernando Franco llevó el estandarte del Cristo, acompañado por su hijo y su nieto que sostuvieron los cordones. Con la directiva de la Cofradía, encabezada por Marora Martín-Caloto, marchaba el pregonero, Benjamín Estévez de Cominges. El predicador, el obispo emérito Luis Quintero Fiuza, iba acompañado por el actual obispo de Tui-Vigo, Antonio Valín y otros sacerdotes, entre ellos el párroco de la Concatedral, José Vidal.
No faltaron las damas de negro, los soldados de la Brillat custodiando la imagen, ni la banda de música de Coruxo y tampoco las oferentes vestidas con el traje gallego de la Asociación de Centros Culturais que le ofrecieron unos bailes a los pies de “El Sireno”. Recorrieron Cánovas del Castillo, Montero Ríos, Arenal y Colón, para girar por A Farola hacia Príncipe y de allí llegar a Porta do Sol, donde ya en torno a las 21 horas tuvo lugar la despedida, antes de dirigirse de vuelta al templo por Praza da Constitución y rúa Triunfo.
“É un día grande non solamente para a Concatedral, senón para toda a cidade de Vigo e creo que para a contorna. Son moitos os que nos identificamos con esta imaxe, que para nós é parte da nosa identidade”, afirmó el obispo Antonio Valín, en declaraciones a Atlántico, antes de la salida de la procesión. Se mostró indulgente en cuanto a la validez de las procesiones incluso un día antes de la salida de la imagen. “É unha teima que ten a xente, pero se non pode facela doutro xeito, pois ese é bo, todo vale se é de verdade”. Monseñor se mostró satisfecho con la participacióna lo largo de toda la novena.
En su intervención en la despedida en Porta do Sol, recordó a las víctimas de las guerras, de la emigración y de las heridas del día a día. Condenó a los abusadores, corruptos, racistas e incendiarios, mientras alabó a los activistas solidarios. “Estás no interior das persoas soñadoras que viven cun corazón de neno e traballan arreo cada día para facer que o mundo sexa un lugar mellor”. Le pidió al Cristo concienciación social: “Ensínanos que ao mal se lle vence co ben, para que sexamos xente de esperanza, comprometéndonos coa realidade na que vivimos”.
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