La “curiña”, con el apoyo de sus feligreses
Almudena Suárez atiende 7 parroquias de la Diócesis de Tui-Vigo: “Fue mi mejor decisión”
“E hoxe a quen lle toca, ao cura ou á curiña?”. Es una pregunta frecuente cualquier domingo del año en las parroquias de Salvaterra, As Neves y Ponteareas atendidas por el párroco Clodomiro Ogando Durán y la colaboradora de la celebración de la palabra Almudeña Suárez Cerviño. Un domingo le toca al párroco y al siguiente a Almudena. A pesar del apodo cariñoso de “curiña”, ella no es sacerdote ni celebra misa (faltan partes como la consagración, el prefacio o la plegaria), sino que es una seglar a la que el obispo autorizó hace ya 21 años, desde octubre de 2004, para dirigir la celebración de la palabra en ausencia de presbítero. Es una medida pensada para para paliar la falta de sacerdotes y a la que dio mayor impulso el Papa Francisco. Los días en los que ella atiende la liturgia, los fieles también pueden comulgar porque en la sacristía se guardan formas consagradas por el sacerdote y ella tiene permiso para repartirlas.
La reestructuración que acaba de hacer pública la Diócesis de Tui-Vigo para los próximos seis años les asignó 7 parroquias de Salceda, donde comenzarán a mediados de octubre. Ya se lo anunciaron el pasado domingo a los feligreses de Salvaterra, As Neves y Ponteareas, donde recibieron múltiples muestras de afecto. “En algunas parroquias estuvimos 12 años y en otras 14, estableces un vínculo muy estrecho con ellos, la gente quiere que la escuches”.
Almudena Suárez es licenciada en Biología y también en Ciencias Religiosas. Cuando empezaba esta segunda carrera la llamaron para dar clase de religión en el IES Mendiño de Redondela hace 26 años, donde continúa, y una vez licenciada su profesor de Moral, que era precisamente Clodomiro Ogando, le propuso esta colaboración en parroquias del rural. “Mi familia me decía que no lo hiciese porque tenían miedo de que la gente no me aceptase. Yo me dije: "siempre estamos diciendo que a las mujeres no nos dan oportunidades y ahora que me la dan la voy a aprovechar. Me tiré a la piscina, dije que sí y fue la mejor decisión de mi vida porque es vocacional. Cuando llego el domingo a la parroquia que me toca me siento en casa y muy querida, me abrieron todas las puertas y estoy feliz”.
Clodomiro y Almudena se reúnen cada semana para preparar la celebración, incluida la homilía que hace referencia a los tiempos de la liturgia pero también a lo que sucede en el día a día. “Estuvimos rezando por los incendios y hablamos de la necesidad de cuidar la casa común. Tenemos los pies en el suelo”, subraya. Ella oficia la palabra vestida de calle como corresponde a un seglar.
Cuenta que en sus primeros días, sobre todo en Difuntos, cuando acude más gente de fuera, había personas que asomaban la cabeza porque no se creían que hubiese una mujer en el altar y recuerda también su primer Domingo de Pascua en una parroquia, en la que una señora se lamentaba de que el cura no había llegado a la bendición de los ramos porque no esperaba encontrarse con Almudena.
A la cuestión de si le gustaría que las mujeres pudieran acceder al sacerdocio, responde que “ tengo una mente pragmática de ciencias y lo que no es posible ya no lo pienso”. En cambio sí defiende el papel que le asignó el obispo, en el que se siente muy realizada.
En cuanto al perfil de los fieles, reconoce que aunque hay de todo suelen ser personas de más de 60 años y apunta que se notó la pandemia porque algunos fallecieron y otros cogieron miedo a salir de casa. Muchas personas van hasta que el niño hace la primera comunión y vuelven cuando se casan o celebran un bautiza.
Le preguntan a veces como casa la biología con la religión, y ella contesta que no hay contradicción. “La ciencia nos responde a las preguntas científicas y siempre son demostrables, la religión nos responde a preguntas sobre el sentido de la vida. Yo creo que existe Dios y que después de la muerte nos encontramos con Él. No se puede demostrar pero no quiere decir que no exista”.
Contenido patrocinado
También te puede interesar