La Cirugía Plástica que mejora la vida del paciente

El servicio del Cunqueiro realiza más de mil operaciones al año y está en expansión. “La recuperación suele ser larga, meses o incluso años, pero merece la pena”, apunta Bruno Gago

El equipo de Cirugía Plástica y Estética del Álvaro Cunqueiro.
El equipo de Cirugía Plástica y Estética del Álvaro Cunqueiro.

El servicio de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del área sanitaria viguesa realiza más de mil operaciones al año y está en expansión.

Uno de sus objetivos es seguir implementando nuevas técnicas y colaborar con otros servicios para tratar de asumir cirugías que antes se derivaban a otros hospitales. Llevan tiempo trabajando en esta línea y esperan seguir avanzando. Gracias a esta estrategia, el servicio realiza en el Cunqueiro desde cirugías de nervio, intervenciones en quemaduras de la población pediátrica y otra cirugía plástica en menores o las reconstrucciones complejas tras la resección de sarcomas, entre otras. El jefe del servicio, Bruno Gago, destaca que es un logro de todos, desde facultativos (pasaron de ser 5 cirujanos a 7), enfermeras, anestesistas y otros servicios que colaboran.

A pesar de llevar la plabra “estética” en el nombre del servicio, la sanidad pública no realiza operaciones de cirugía estética propiamente dichas, para tener un pecho más grande, una nariz como la de Elsa Pataky o unos labios como los de Scarlett Johansson. La Seguridad Social se ocupa de cuestiones de mayor calado, como la cirugía reconstructiva y reparadora, aunque como efecto colateral estas intervenciones mejoran el aspecto físico del paciente.

Su cometido es recuperar la anatomía dañada por ejemplo por un tumor o por un traumatismo severo, y recuperar la función que se había perdido siempre que sea posible con el fin de mejorar la calidad de vida del paciente. Mencionan múltiples ejemplos, como la recuperación de la sensibilidad del nervio de una mano de una paciente para que recuperase la funcionalidad y que está evolucionando muy bien. “La recuperación suele ser larga, de meses y a veces incluso años, pero merece la pena”, apunta Bruno Gago.

También han realizado la primera operación de una persona con parálisis facial en la que “transportamos músculo del muslo con su arteria, su vena y su nervio, y lo llevamos a la cara para lograr que recupere la función que había perdido”. En este momento tienen a más pacientes con este mismo problema pendientes que serán operados en breve.

El servicio recibe con entusiamo a su primera médico residente en 30 años

El servicio de Cirugía Plástica y Reparadora ya contaba con actividades docentes, porque participa desde hace años en la formación de alumnos de sexto curso de Medicina de la Universidad de Santiago, que realizan rotaciones en consultas, planta de hospitalización y quirófano. Además, los residentes de otras especialidades del hospital, sobre todo de Cirugía General, Medicina de Familia y Traumatología, también rotan por este servicio. A mayores, están también involucrados en el grado de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Vigo, que se imparte a medio caballo entre el campus y el hospital, porque reciben alumnos y participan en grupos de investigación.

Sin embargo, el servicio no contaba con médicos residentes propios y tras un duro proceso de acreditación lograron por fin el objetivo y este mes reciben a su primera MIR, que es nada menos que la nota 40 de 8.550. Es un salto importante. La formación dura 5 años porque es una especialidad quirúrgica.

El jefe del servicio, Bruno Gago, afirma que supone “una responsabilidad y un compromiso formar a una médico con un currículum tan brillante” y destaca que la acreditación MIR, que se recibió el año pasado del Ministerio de Sanidad.. “Es un logro colectivo”.

Prevén introducir técnicas para poder operar el linfedema

El servicio realiza numerosas microcirugías, en las que trabajan con lupas y microscopios. Para entender la dimensión que tienen estas operaciones explican que en ocasiones realizan siete u ocho suturas en estructuras minúsculas, como puede ser una arteria, de 2, 3 o 4 milímetros de tamaño. Son técnicas complejas y minuciosas, aunque recuerdan que no son el único servicio que hace estas cirugías de procesos microquirúrgicos.

Ahora ya están pensando en introducir nuevas mejoras. Entre sus proyectos a medio plazo está la posibilidad de implementar técnicas de supramicrocirugía, que implican trabajar en campos aún más pequeños y que permitiría operar otro tipo de patologías como el linfedema, que actualmente tiene tratamientos más limitados, explica el jefe del servicio, Bruno Gago. El linfedema es un efecto secundario que se da en algunas pacientes que han sufrido una mastectomía tras padecer un cáncer de mama y que generalmente causa la hinchazón del brazo.

Preguntado por las reconstrucciones de mama, explica que pueden ser de diferentes tipos, desde la reconstrucción protésica a la reconstrucción autóloga con tejido del propio paciente. En este último caso, se transporta tejido de la espalda o del abdomen hacia la mama con técnicas microquirúrgicas. “Es la reparación de la secuela de un tumor, llevamos a esa zona tejido de las características y aspecto más parecido posible. Son cirugías agradecidas y permiten recuperarse de un trance como una mastectomía”.

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