Pocos bautizos en la Diócesis: “Algo estaremos haciendo mal”

Apuntan a una secularización más arraigada en los últimos 30 años y a la drástica caída de los nacimientos

El párroco José Vidal, en la Concatedral de Santa María
El párroco José Vidal, en la Concatedral de Santa María

La Diócesis de Tui-Vigo cuenta con una misión para 2026. Según José Vidal, vicario de pastoral y párroco de la Concatedral, la caída de un 30% de los bautizos y comuniones en los últimos seis años es una situación que “ocupa, pero no preocupa” en el seno de la Iglesia, pasando de 1.228 bautizos en 2019 a 892 el año pasado. Sin embargo, todavía no tienen muy claras las razones del porqué de ese descenso tan pronunciado, pero ya se han puesto manos a la obra para descubrirlo. En este 2025, desde la Diócesis han comenzado a trabajar en encuestas, talleres y debates para conocer las aptitudes y sentimientos de aquellos que son feligreses y los que no lo son.

“No solo sucede en nuestra Diócesis, sino también en toda Europa. Y eso choca con los números de la Santa Sede, que indican que cada vez hay más creyentes en zonas de Latinoamérica, África o Asia”, señaló Vidal. Sospecha que hay dos puntos importantes que hacen que el sacramento del bautizo y la comunión se encuentre en picado en Vigo y su área. Una de ellas es la secularización, donde la fe y el pensamiento cristiano se ha tornado en algo individualizado, con un menor peso en la sociedad de la religión. El otro es la baja natalidad de la zona. A menos niños, menos bautizos realizados. “Ha calado una idea desde hace 30 años donde las creencias han pasado a un ámbito privado e individualizado. Vemos desde la Diócesis que puede que ya llegue a una tercera generación de personas”, aseguró el párroco.

El próximo año, esos análisis serán una realidad, donde podrán comprobar con exactitud las variables de “una situación sociológica compleja” pero que eso no perturbe el fin de la iglesia: anunciar a Cristo. “Tenemos una función intrínseca y nuestra identidad es que muchas personas participen en la eucaristía”. Ante ello, reconoce que ver como las celebraciones religiosas, en especial sacramentos como bautizos o comuniones, bajan de forma notable “puede ser entendido como que nuestro mensaje no llega correctamente. Y eso se debe a que algo estamos haciendo mal y, en ese sentido, nos preocupa”.

No obstante, los bautizos de adultos van en aumento. Cifras significativas (apenas 15 en el último año), pero suficiente para que se consoliden en la Diócesis desde hace tres años. “Este fenómeno que estamos viendo casa con esa opción individualizada, porque padres deciden no bautizarlos de niños y esperar a que ellos decidan libremente cuando sean mayores de edad”, apuntó. Procesos de fe que cambian siendo adultos, que van desde jóvenes estudiantes de Bachillerato hasta profesores universitarios que rondan los 60 años.

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