Los acusados de la quema de buses en Vigo defienden su inocencia

Tribunales

La conductora negó su participación en los hechos, mientras que su pareja lo hizo a través del abogado. El fiscal pidió su condena,"no dan una versión lógica, creíble y razonable"

Los dos acusados, ayer, en  la última sesión del juicio, a la que acudieron varios trabajadores de la empresa.
Los dos acusados, ayer, en la última sesión del juicio, a la que acudieron varios trabajadores de la empresa. | Juancho Everman

Tras dos intensas jornadas de juicio en la sección quinta de la Audiencia, la pareja acusada de incendiar un autobús Vitrasa e intentarlo en otro en la tarde-noche del 30 de abril de 2023 tomó la palabra para defender su inocencia. El hombre, que se enfrenta a 20 años de prisión acusado de provocar las dos quemas, una de las cuales arrasó por completo uno de los vehículos de transporte de pasajeros, se limitó a contestar únicamente a tres preguntas de su abogado para desmentir algunas pruebas que le vincularían con los hechos dejando su defensa en manos del letrado. Ella, que también optó por responder solo a cuestiones de su representación legal, sí negó abiertamente haber sido cooperadora de provocar el fuego que calcinó un autobús a la altura de La Farola y que ella misma conducía en ese momento.

Según declaró, “estaba esperando a que entraran los viajeros cuando escuché ¡fuego!, me giré y vi las llamas. No las apagué porque eran muy grandes”. Señaló que nunca le dieron formación contra incendios ni tampoco sobre los autobuses híbridos y negó haberle entregado billetes rosas para la familia a su pareja porque “es mi compañero, pero no estamos casados ni registrados como pareja de hecho”, requisito que solicitaría la empresa para hacer uso de estos tickets. Respecto a la llamada al móvil que realizó al acusado en el momento en el que se producía el otro incendio, relató que “cuando llego a la cabecera siempre le llamaba para hablar con mi hijo porque él no tenía teléfono, era algo que hacía cada día”. Respecto a un chat en el que ella participaba bajo el nombre “historias con sabor a gasoil” afirmó que era una página de 2017 en referencia a unos relatos nada que ver con lo ocurrido. La que fuera conductora señaló que a raíz de su detención “fui despedida por burofax sin indemnización”. Su compañero sentimental se limitó a negar que tuviera ningún tratamiento médico con el que tomara pastillas como las encontradas en el artefacto incendiario del primer autobús, ni tampoco las prendas de ropa de la persona que salía en las imágenes de la cámara de seguridad.

La Fiscalía y Vitrasa pidieron la condena de los acusados porque las pruebas, “sólidas”, dirigen “inequívocamente” hacia ellos. El ministerio público además incidió en que no ofrecen una versión “creíble, lógica y razonable” de los hechos. Así hizo hincapié en los restos recogidos del primer artefacto incendiario y que coinciden con los intervenidos en el domicilio, así como la mochila del acusado, con trazas de gasolina, entre otras pruebas. Pero también mantuvo que la conductora participó en los hechos y destacó su actitud poco colaboradora durante el incendio, que no intentó sofocar como el primer conductor, calificando de increíble que no reconociera a su pareja, aunque fuera con mascarilla, gafas y gorra.

Por su parte, ambas defensas solicitaron la libre absolución y en caso de condena, la aplicación del art. 266 con menores penas de cárcel por entender que no se puso en riesgo la vida de las personas. El abogado del principal acusado puso en duda la identificación de la viajera que no fue “concluyente” y destacó que la ropa descrita por esta del sospechoso no coincidía con la que llevaba el individuo de las imágenes del primer autobús. La letrada de la conductora señaló que contra ella solo hay “indicios circunstanciales” y ninguna prueba de un supuesto acuerdo con el acusado.

Un conflicto laboral en el que hubo otros incidentes

Durante la última sesión del juicio declararon varios trabajadores de Vitrasa que coincidieron en señalar que durante el conflicto con la empresa hubo más daños en autobuses y que “nunca se puso en riesgo a los viajeros”. Las defensas incidieron en este aspecto y en las propias características de los vehículos híbridos y de dos incendios producidos en vehículos en 2016.

También prestaron testimonio los policías que llegaron los primeros al lugar del incendio en La Farola. Uno de ellos destacó la actitud de la conductora de la que dijo fue “cero colaboradora”. De hecho, aseguró que “fuimos nosotros la que tuvimos que buscarla a ella y no al revés” llegando a recriminárselo. Aun así, admitió que llamó a una ambulancia porque ella “estaba en estado de shock”, de pie mirando las llamas, que estuvieron activas, dijeron, cerca de una hora. Ambos señalaron que “había mucho riesgo para las personas”.

El destino de los billetes rosas y el audio en la ‘macrosala’

Una de las cuestiones abordadas en el juicio fue la de los billetes rosas que la empresa daba a los trabajadores para su familia. No quedó claro durante la vista si lo que encontró la Policía en el artefacto incendiario fue un taco o un ticket y tampoco cuál era el destino del talonario una vez gastado. Mientras unos testimonios aseguraban que se depositaban en la central otros que se tiraban e incluso que se dejaban en el mismo autobús. En lo que sí coincidieron es en que la empresa solicitaba documentación que acreditara el lazo familiar para su entrega.

Los graves problemas de acústica de la ‘macrosala’ volvieron a pasar factura obligando a repreguntar a los testigos y con declaraciones de nuevo ininteligibles por momentos.

Además de las elevadas penas de cárcel, (20 y 10 años) ambos se enfrentan al pago de una indemnización que supera los 400.00 euros por el coste del autobús, los gastos de pérdida por los días sin funcionamiento y los daños.

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